Chico nuevo - OffGun HP26

2. Un huracán sonriente

"Volveré dentro de tres meses"

Esas fueron las palabras que pronunció mi padre el día que se marchó a Sudamérica y volvió a dejarme solo en una ciudad donde no conocía a nadie y en una casa que tenía más habitaciones que un hotel.

Desde que mamá murió, hace cuatro años, me he sentido muy solo. Mi padre ni siquiera estuvo en casa cuando ella falleció —después de perder una dura batalla contra el cáncer— y el mismo día del sepelio, tuvo que salir del país, por lo que tuve que reconfortarme yo mismo, en la soledad de mi habitación. Ni siquiera tenía amigos.

Bueno, al menos respetó la última voluntad de mi madre, y volvió a inscribirme en escuelas privadas, en vez de la escuela a la que van los hijos de los militares dentro de la villa, pero igual tuve que ir de escuela en escuela cada tres meses, en diferente ciudad y país, arrastrado siempre por él, al lugar donde lo destacaban.

Hace poco, compró una casa en Phanadul, —el lugar donde se conocieron— y por fin asistiré a una escuela en la cual podré permanecer todo un año completo —aunque eso no era que me tuviera muy contento que digamos— Claro, pues al final de cuentas era casi lo mismo para mí, porque aunque ya no tenía que mudarme cada tres meses, aún seguiría estando solo.

—Ya casi tienes diecisiete años Off. Ya puedes quedarte solo.

—Siempre he estado solo Papá, pero si, puedo seguir haciéndolo.

—Es solo por este año hijo, luego podré quedarme en casa. —tiene planeado retirarse cuando yo vaya a la universidad.

—Lo se Papá, no te preocupes y ya vete que se te hace tarde.

Extendiendo mis brazos esperando que se acerque, pero a cambio solo escucho su voz:

—Volveré dentro de tres meses. Cuídate, Off.

Y luego el sonido de la puerta al cerrarse.

Sé que mi padre no es malo, pero siempre he deseado que sea más un padre y no solo el extraño que paga mis gastos.

Las manos me sudan al igual que la frente, mientras camino de un lado a otro frente a la oficina del director. En cuanto la secretaria se pone de pie para abrir la puerta, cubro mi mano con la manga de mi suéter y dejo que la tela seque mi sudor.

—Adelante Off —me dice la agradable mujer, invitándome a ingresar.

Saludo al hombre que está sentado detrás del escritorio y este se pone de pie y se acerca a la ventana detrás de él.

—Toma asiento hijo —me dice y en cuanto lo hago, voltea a mirarme.

—¿Por qué estás nervioso? —indaga curioso. Y yo desvío la mirada con confusión. ¿Tanto se me nota?— Te has mudado mucho los últimos años y has estado en más escuelas de lo que puedo recordar, pero sinceramente creo que eres más inteligente que cualquier otro alumno de esta preparatoria.

—Gracias señor, —doy un pequeño vistazo alrededor y regresó la vista al escritorio, donde tiene una carpeta con mi nombre, claramente es mi expediente de estudiante— yo... pretendo graduarme en esta escuela.

Él asiente y me dedica una amigable sonrisa e inmediatamente yo, bajo la mirada.

Tres golpes a la puerta me ponen en alerta y tras un "adelante" del director, la hermosa mujer que me recibió cuando llegué, entra con algunos papeles. Los deja sobre el escritorio y vuelve a salir.

—Bien Off. —Dice el director leyendo uno de los papeles que dejó su secretaria— Tengo aquí el resultado de la evaluación que te hicieron hace un rato. Y tal como lo imaginé, obtuviste una puntuación perfecta, así que no hace falta que vuelvas a repetir el año que perdiste. Este será tu último año en preparatoria.

—Gracias, señor. —en realidad no perdí ningún año, pero para qué corregirlo.

—Ve con mi secretaria, te entregará tu horario de clases. Te deseo suerte, aunque creo que no la necesitas —eso cree él— y bienvenido a Phadul.

Asiento con la cabeza, vuelvo a agradecer su amabilidad y salgo de su oficina.

Agradezco en silencio a mi madre porque sé que siempre está conmigo... He pasado el examen. Cuando me dijeron que por la edad probablemente tendría que volver a repetir el año anterior. Casi lloré. No podría permanecer un año más en la escuela. Los chicos de secundaria son muy crueles, no sé si en la preparatoria continúen siendo igual, pero supongo que un año más, si podré soportar.

Camino por un largo pasillo. Ya no hay alumnos fuera de las aulas. Creo que soy el único que aún está vagando —medio perdido— buscando donde le toca su primera clase, cuando un huracán pasa arrasando conmigo y haciéndome caer sobre mi trasero.

—Mierda lo siento —un hermoso chico con el cabello alborotado, y la cara al parecer recién lavada, dice, mientras me tiende la mano para ayudar a levantarme.

—N-no, no te preocupes, iba distraído —digo, sin poder dejar de mirarlo.

El bate las pestañas, da un paso adelante, acercándose más a mí, entrecierra los ojos y tocando la punta de mi nariz dice:

—¿Eres nuevo, cierto?

—Si —respondo, claramente empezando a sonrojarme por su cercanía.

—Bien, hola chico nuevo —sonríe hermosamente—. Soy Gun —Su celular empieza a sonar, por lo que antes de empezar a correr nuevamente, vuelve a decir— Debo irme, nos vemos por ahí...

Y así, sin más, siguió corriendo, dejándome sonrojado y un poco confundido, pero pensando que si todos los chicos de preparatoria eran igual que aquel huracán sonriente, valía mucho la pena haberme mudado.

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ