Capítulo 2.

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El viaje es tranquilo y sin inconvenientes. Alan pone la radio y disfrutamos de cantar algunas canciones juntos. Es gracioso ver como él canta demasiado grave aveces y Vaylin y yo desafinamos. Durante todo el camino sólo paramos un par de veces en una gasolinera, y nada más y nada menos que el tiempo necesario para que cada uno haga sus necesidades.

Cuando ya está anocheciendo Alan toma un camino de tierra, alejándose de la carretera principal, que rodea un bosque. La impaciencia puede más conmigo.

—¿Cuanto falta? —llevo aguantando esa pregunta casi siete horas de viaje, y sinceramente, ya no puedo más—. ¿Falta mucho?

Alan suelta un suspiro de frustración.

—Ya había pensado que esta vez aguantarías —murmura—. Estamos casi al llegar, calcula unos diez minutos.

Esos son unos de los diez minutos más eternos de mi vida, pero por fin divisamos un cartel en el que pone "Bienvenido a Lykos, disfruten de su estancia". Más allá de el hay un pueblo bastante grande, en realidad casi parece una ciudad, solo que no hay pisos, solamente casas y la mayoría parecen del siglo pasado.

Alan se adentra con la furgoneta por las calles, hasta llegar más o menos al centro del pueblo, en donde se para delante de una casa de color amarillo que hace esquina. El tejado es de color rojo y los bordes de las puertas y las ventanas son naranjas junto con las esquinas de la casa.

Alan aparca en la acera, subiendo las dos ruedas del lado izquierdo, sin importarle que nos puedan poner una multa porque no se puede aparcar aquí. La casa tiene como un pequeño pasillo de entrada muy ancho de tierra que hace rampa con la carretera, y luego todo lo demás que la rodea es césped.

—Oye —digo—. ¿Por qué no aparcas la furgoneta ahí? —señalo el pequeño trozo de tierra.

Alan, que ya ha sacado la llave de la furgoneta y se dispone a abrir la puerta para salir, se gira y me mira.

—Porque tiene que venir el antiguo propietario para darnos las llaves y le dejo ese hueco para que aparque, ¿tienes alguna pregunta más que hacer o ya has saciado todas tus curiosidades?

Hago una mueca con los labios y le miro mal. Tampoco hace falta ser tan borde...

—No tranquilo, por ahora no tengo ninguna duda más —mi tono se oye increíblemente irónico y hostil.

Alan lo nota pero no dice nada. Acaba saliendo de la furgoneta y da la vuelta para intentar abrirle la puerta a Vaylin, que ha estado escuchando toda nuestra conversación sin intervenir, haciéndose el caballero para ver si ella le perdona un poco el que no la haya avisado, pero Vaylin se baja por su cuenta y le da con toda la puerta en las narices. Me rio entre dientes y Alan me mira mal antes de cerrar la puerta y salir detrás de Vaylin. Yo tiro el asiento hacia delante y me paso al sitio del piloto. Desde la ventanilla observo como Alan intenta acecarse a ella lo más que puede, lo malo es que la manera que tiene de hacerlo no parece la más correcta. Lo primero que hace es ponerle la mano en el culo y después se pega a ella intentando intimidarla, como siempre que ella le ignora o hace algo que no le gusta.

Vaylin se gira y levanta la mano para darle un guantazo cuando un coche gira la esquina y aparca en el trozo de tierra de la entrada.

Los dos se acercan al coche y yo salgo rápidamente para seguirles, no quiero quedarme en la furgoneta esperando.

Llego justo a su lado cuando un hombre, que aparenta unos treinta años, sale del coche. Va vestido con un traje de color negro y gracias a su olor me doy cuenta de que es un hombre lobo, al igual que Alan.

—Rogue —es lo primero que dice mirando hacia Alan, no entiendo porque lo hacen, es decir, según él su manada se extinguió y ahora es un solitario—. Señoritas. —habla ahora hacia nuestra dirección.

Inclino la cabeza hacia mi lado a modo de saludo y Vaylin le dedica un "hola".

—Alfa responde Alan con una inclinación de cabeza hacia abajo en señal de sumisión—. Es un honor que nos deje quedarnos en sus tierras. No causaremos problemas, lo prometo.

El hombre nos mira a los tres fijamente y se lleva la mano al bolsillo. De ella saca un manojo de llaves y se lo lanza a Alan.

—No creo que supongais un problema, si la diosa luna te ha traido hasta aqui es porque tal vez mi manada te necesite. A ti, a tu mate bruja y... —se fija en mi realmente en ese momento—. En lo que ella se supone que sea para vosotros.

Alan asiente y no dice nada. Yo me enfurruño, ¿como que "lo que ella se supone que sea"? ¿Es que acaso nunca ha oído hablar de los vampcats? ¿Acaso nunca ha visto uno y por eso no sabe identificar mi olor?

No digo nada porque no quiero causar problemas, pero me molesta que me trate como si fuera una especie de bicho desconocido.

—Estaremos en contacto —es lo último que dice antes de entrar de nuevo en el coche y arrancar desapareciendo por las calles a una velocidad demasiado rápida para estar dentro de la permitida.

—Muy bien chicas será mejor que entremos ya y empezamos a deshacer cajas y maletas, aunque pensandolo mejor eso sería más para mañana, ya casi es de noche y necesito una buena siesta después de haber estado conduciendo tanto tiempo —comenta.

Tengo que darle toda la razón, aún habiendo estado todo el día sentada siento casi todos mis músculos agarrotados y lo que más me apetece es tirarme a la cama.

Así que rápidamente, o todo lo rápidamente que podemos, Alan vuelve a aparcar la furgoneta, esta vez en el trozo de tierra, y entre los tres entramos todo a la casa. Cabe decir que es preciosa, entre un estilo rústico y uno moderno. Me dedico a investigar toda la casa y gracias a ello declaro antes que Vaylin y Alan que habitación me voy a quedar. A Alan no le molesta y comenta que ahora que ya he elegido él se cogerá para ellos dos la más alejada. Así, según él, no me molestaran si deciden tener sexo. Sumar le golpea fuertemente en la cabeza después de que diga eso y Alan lloriquea durante un par de segundos.

Al final sólo soy capaz de subir las cajas con mis pertenencias y dejarlas de cualquier manera. No creo que vaya a tocar nada hasta mañana, estoy tan cansada que sería capaz de hibernar aún sin haber comido en absoluto.

Al final acabo volviendo a bajar al salón para cenar comida china que Vaylin ha traído. Resulta que hay una tienda de comida rápida al final de la calle haciendo esquina. Mientras comememos nadie parce querer hablar nada, aunque es normal. Alan devora y gracias si tiene tiempo de respirar entre bocado y bocado, Vaylin juguetea con la comida antes de llevársela a la boca y yo voy comiendo sin pausas pero sin prisas. No parece que haya ningún momento idoneo para empezar una conversación.

Termino yéndome a la cama despues de medio plato de arroz tres delicias y cuatro rollitos de primavera, ademas se unos trozos de pollo a la naranja.

Estoy tan agotada del viaje en si que nada más dejarme caer en la cama me da igual que lleve aún la ropa puesta, acabo dejándome llevar por el sueño.

(...)

Segundo capítulo corregido y editado un poco. Dentro de poco el tercero.

Lu~

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