Seguramente sería difícil describir todo lo que sintió cuando prácticamente se frotó contra el cuerpo de Steve y este lo levantó del suelo como si fuera nada.

No pudo evitar ponerse rojo.

—I say it —murmuró, prácticamente contra su oído—. Puedo cargarte.

Luego lo puso en el suelo. Denise soltó una risita nerviosa.

—¿Puedes cargarme y darme vueltas? —preguntó y estaba seguro de que había sido su nerviosismo hablando por él.

Steve se le quedó viendo y luego soltó un resoplido.

—Voy a casa —espetó—. Quiero ropa —y salió de la habitación dirigiéndose al patio lateral. Ya se le había hecho costumbre simplemente saltarse la barda para pasar de un lado a otro.

Denise se quedó quieto durante casi un minuto entero y se llevó la mano a la cara, sintiendo la piel caliente, tuvo que tomarse su tiempo para tranquilizarse. Avergonzado se puso de pie y salió al patio, donde se encontró con Steve sentado en la barda mientras escribía en su celular.

Él caminó hasta el hombre y le tocó el brazo.

—Steve —dijo y este se dio media vuelta, dedicándole una mirada extraña. Denise se quedó en su lugar, sorprendido al verlo usando un cubrebocas—. ¿Vas a algún sitio? —preguntó frunciendo el ceño.

El hombre soltó una risita, se sacó el cubrebocas y pasó a su lado de la barda.

—Hello cutie —dijo, inclinándose hasta que sus rostros quedaron muy cerca. Denise se sorprendió, tanto por el gesto como por el hecho de que la voz del hombre sonara tan juguetona.

—¿Steve? —pregunto, frunciendo el ceño.

El hombre lo observó con atención, sus ojos azules parecían más penetrantes que de costumbre y después de dedicarle una sonrisa socarrona se inclinó hacia él. A pesar de que el gesto fue muy obvio, de todas formas se sorprendió cuando Steve lo besó en los labios.

Lo primero que Denise sintió fue la barba, luego las manos sobre su cintura. Él se quedó congelado, sin saber que hacer exactamente hasta que Steve fue arrebatado de su lado por.... Otro Steve.

—What the hell are you doing?

Denise se dio cuenta de lo obvio. Ambos se parecían muchísimo, pero el Steve besador era un poco más bajo y estaba usando ropa distinta. No se había puesto a pensar en ello, pero como estaba oscuro tampoco tuvo mucho tiempo para concentrarse en los detalles.

—Hello little bro —él extraño reaccionó como si Steve no lo estuviera mirando con ojos asesinos e intentó abrazarlo. Este le empujó y le dio un puñetazo en la mejilla.

Denise retrocedió, demasiado sorprendido por lo que estaba pasando.

—I say ¿What The hell are you doign?




Steve le pido a Denise que se metiera en la casa y luego pasó a gritarle a su hermano por aproximadamente veinte minutos sin detenerse. Había tantas cosas que lo habían molestado en aquella situación, comenzando por el hecho de que se hubiera tomado la molestia de ir a buscarlo a otro país para seguir haciéndole la vida díficil, que hubiera besado a Denise, probablemente tomándolo por sorpresa y sobre todo, que lo hubiera hecho a sabiendas de que estaban en una pandemia.

Stella le había contaron que Anthony no se estaba cuidando, así que lo que hizo no solamente fue irrespetuoso, también sumamente irresponsable.

Anthony lo miró, con una sonrisa en el rostro y cuando se hizo el silencio entre los dos le dio un abrazo.

Cálmate hermanito ¿No estás feliz de verme? —espetó, restándole importancia a la situación.

No —respondió el hombre, dándole un empujón y luego le extendió la llave de la casa de la abuela Rosa—. Este es el lugar donde vas a quedarte —dijo haciéndole una seña con la cabeza—. Yo me largo.

Luego se cruzó la barda, se metió a la casa de Denise y cerró la puerta que daba al patio sin girarse hacia su hermano, que le gritaba exigiendo explicaciones a sus espaldas.

Dentro, se encontró de frente con tres pares de ojos que lo miraban con atención. Eran Denise, Aquines y Bobo, los tres sentados en el suelo de la sala, girados de cara a la puerta. Steve se detuvo de golpe y luego soltó un resoplido.

—¿Qué haces? —preguntó, levantando una ceja.

—¿Ese es tu hermano? —preguntó Denise, con los ojos bien abiertos por la sorpresa. La pregunta puso de mal humor a Steve.

—Si ¿Porqué? —sin darse cuenta pronunció mal la entonación de la pregunta.

—Se parece mucho a ti —Denise se puso de pie, caminó hasta él y apoyó sus manos en el pecho del hombre al tiempo que se paraba de puntitas para verlo más de cerca—. ¿O tú te pareces a él?

A Steve lo puso furioso el comentario, así que lo tomó de la cintura y lo empujó a un lado.

—Voy a dormir —espetó, dirigiéndose a la habitación y llamando a Bobo para que lo siguiera.

Denise se quedó pensativo y luego hizo lo mismo. 

Listo, ahora sí, hasta es viernes de la próxima semana

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Listo, ahora sí, hasta es viernes de la próxima semana. ✨

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