Horacio es un chico de 16 años que sufre de anorexia y de otros problemas de salud mental.
Él siempre dice que lo tiene controlado, pero eso no es verdad.
Un día conoció a un chico el cual lo defendió de uno de los abusones de su escuela.
Desde ese...
Esa mañana me desperté más cansado de lo normal, eso de no poder dormir me estaba matando. Al levantarme, sentí como la cabeza me daba vueltas, me apoye en mi mesita de noche e intente que mi cabeza volviera a la normalidad.
Cuando estuve bien bajé las escaleras y pude ver a Gustabo desayunando en la cocina, a mí solo de ver la comida el estómago me dio un vuelco y me dieron ganas de vomitar.
Entre en la cocina con cara de que me quería morir y Gustabo lo notó.
-Tienes una cara de mierda que no te la aguantas.
-Ya lo sé, llevo unos días durmiendo fatal.
- ¿Te vas tomando la medicación? - me preguntó el rubio.
-Sí, pero ya no me hace efecto - le respondí con los ojos entrecerrados.
-Vamos a tener que volver al psiquiatra, no puedes seguir así - me dijo Gustabo.
- ¡No! ¡Yo al psiquiatra no vuelvo! ¿Y si me vuelven a ingresar? - le dije preocupado a Gustabo, de verdad no quería volver a estar ingresado, fue un infierno estar encerrado ahí.
-Ya lo sé, pero es lo mejor para ti - intento hacerme entrar en razón Gustabo.
Yo lo mire enfadado, estaba demasiado en contra de esa opinión, pero al ser menor no tenía mucho por lo que decidir.
-Por lo menos piénsalo - me dijo Gustabo como último recurso.
-De acuerdo - accedí al final, pero en mi opinión seguiría siendo un no.
Nos terminamos de preparar para ir al insti y cogimos el bus. Gustabo se sentó a mi lado y empezamos a hablar, hasta que en mi campo de visión entro Volkov, que justo había entrado en el bus.
Me quedé empanado mirándolo, era muy atractivo, era la primera vez que me lo quedaba mirando tanto rato y pude ver características sobre su aspecto con las que no me había fijado antes.
Una voz me saco de mis pensamientos.
-Buenos días, Horasio - me dijo Volkov con una sonrisa.
-B-buenos días Viktor - le respondí de la misma manera, me había puesto nervioso.
-Nos vemos luego - dijo despidiéndose de mi con la mano, para luego sentarse un par de asientos detrás de nosotros.
Yo también me despedí con la mano con una sonrisa boba en la cara.
- ¿Qué te gusta el rusky? - Me pregunto riéndose Gustabo.
-Que va, ¿Qué dices? - le respondí rápidamente yo.
-No te hagas el tonto, he visto como lo miras - dijo Gustabo con una sonrisa.
Yo baje la cabeza algo avergonzado, porque sí que había empezado a sentir un poco de más cuando estaba con Volkov. No sé muy bien como empezó la verdad, supongo que es un poco todo, Volkov de por si ya es atractivo y si a eso le sumas lo buena persona que es, su carisma, su personalidad y lo bien que me trataba, todo se juntaba y el resultado era evidente, no quería confirmar mi teoría, pero se ve que no soy tan discreto como pensaba.
-Tal vez tengas razón.
-Lo sabía - se burló Gustabo.
-Como se lo digas a alguien te mato - le advertí.
-Soy una tumba.
Al llegar, me volví a encontrar con Viktor, que estaba hablando con el chico con el que siempre iba, creo que era el de la edad de Gustabo.
Nos volvimos a saludar con la mano y volví a quedarme empanado, tanto que casi me choco con alguien.
Antes de llegar a clase, me tope con Claudio, al cual pare para hablar con él.
-Claudio - lo llame.
-Pero Horacio, que gran sorpresa - me respondió el con una gran sonrisa.
Yo le sonreí de vuelta.
-Sobre lo del otro día...
-¿Sí?
-¿Aceptarías si ahora digo que sí? - le pregunte nervioso.
-Claro que sí - me respondió y pude notar como su sonrisa se volvía mayor.
-Pues... ¿Quedamos el domingo?
-Claro, te paso a recoger.
-Vale.
Nos despedimos con la mano y yo entre a clase. Nada más poner el culo en la silla una voz me saco de mis pensamientos.
-No puedo creer que hayas quedado con el idiota de Claudio - me dijo Volkov sentándose a mi lado.
-Tal vez solo quiera arreglar las cosas - le insinué.
-O tal vez solo te quiera utilizar, venga ya Horacio, tu vales mucho más que eso.
-Digas lo que digas no me vas a hacer cambiar de opinión - le dije con una sonrisa.
-Yo solo quería intentarlo, ya sabes el odio que le tengo a ese ser.
-Lo sé, Viktor, lo sé.
Me gustaría decirle a Viktor que todo era un plan, un simple juego, pero no quería entrometerlo en mis mierdas.
Empezó la clase y terminamos de hablar, que tenía que entenderlo todo para el examen.
Cuando terminamos le toque el hombro a Volkov para decirle algo, él se giró y yo hable.
-¿Quedamos el sábado para estudiar? - le pregunté.
-Sí, claro - me dijo el con una sonrisa de lado.
Yo le sonreí.
En la puerta del instituto nos quedamos hablando mientras esperabamos a nuestros hermanos, yo a Gustabo y Viktor a Jack.
Pasaron unos 30 minutos y los vemos aparecer a los dos, uno al lado del otro, en silencio.
-Vámonos, Horacio - me dijo Gustabo nervioso.
-Eso, vámonos, Viktor - le dijo Jack a Volkov.
Nos despedimos y nos fuimos a casa, ese día nos llevó un amigo de Gustabo, no sé por qué no quería coger el bus hoy. Algo había pasado entre esos dos, y lo iba a averiguar.
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