DICIEMBRE

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Durante la segunda semana de diciembre, la profesora McGonagall pasó, como de costumbre, a recoger los nombres de los que se quedarían en el colegio en Navidades. 

Harry, tn, Ron y Hermione firmaron en la lista; habían oído que Malfoy se quedaba, lo cual les pareció muy sospechoso. 

Las vacaciones serían un momento perfecto para utilizar la poción multijugos e intentar hacer que confiese.

Por desgracia, la poción estaba a medio acabar. Aún necesitaban el cuerno de bicornio y la piel de serpiente arbórea africana, y el único lugar del que podrían sacarlos era el armario privado de Snape. 

A los chicos le parecía que preferirían enfrentarse al monstruo legendario de Slytherin a tener que soportar el enojo del Snape si lo pillaba robándole en el despacho.

Hermione: Lo que tenemos que hacer —dijo animadamente cuando se acercaba la doble clase de Pociones de la tarde del jueves— es distraerlo con algo. Entonces uno de nosotros podrá entrar en el despacho de Snape y coger lo que necesitamos. —

Harry y Ron y yo la miramos nerviosos

Hermione: Creo que es mejor que me encargue yo misma del robo. A vosotros dos os expulsarían si os pillaran en otra,y a ti te el profesor snape e tu jefe de casa asi que recibiras un terrible castigo; mientras que yo tengo el expediente limpio. Así que no tenéis más que originar un tumulto lo suficientemente importante para mantener ocupado a Snape unos cinco minutos.

Sonrei tímidamente. Provocar un escandalo en esa clase era como caminar con los ojos vendados directo a un habismo

Tn: yo puedo conseguir con que lo distraeran

Hermione: perfecto 

Harry: como?

Tn: ya lo veran  ---  dije con una sonrisa traviesa ---

  ....





Las clases de Pociones se impartían en una de las mazmorras más espaciosas. 

Aquella tarde de jueves, la clase se desarrollaba como siempre, en la Harry, Ron y Hermione les tocaba.

Veinte calderos humeaban entre los pupitres de madera, en los que descansaban balanzas de latón y frascos con los ingredientes.

 Snape rondaba por entre los fuegos, haciendo comentarios envenenados sobre el trabajo de los de Gryffindor, mientras los de Slytherin se reían a cada crítica. 

Draco Malfoy, que era el alumno favorito de Snape, hacía burla con los ojos a Ron y Harry, que sabían que si le contestaban tardarían en ser castigados menos de lo que se tarda en decir INJUSTO.

A Harry la pócima infladora le salía demasiado líquida, pero en aquel momento le preocupaban otras cosas más importantes. 

Aguardaba una seña de Hermione, y apenas prestó atención cuando Snape se detuvo a mirar con desprecio su poción aguada. 

Cuando Snape se volvió y se fue a ridiculizar a Neville, Hermione captó la mirada de Harry, y le hizo con la cabeza un gesto afirmativo.

Harry se agachó rápidamente y se escondió detrás de su caldero, se sacó de un bolsillo una de las bengalas que le dio su hermana para lo que harian

 le dio un golpe con la varita. La bengala se puso a silbar y echar chispas. Sabiendo que sólo contaba con unos segundos, Harry se levantó, apuntó y la lanzó al aire.

 La bengala aterrizó dentro del caldero de Goyle. La poción de Goyle estalló, rociando a toda la clase. Los alumnos chillaban cuando los alcanzaba la pócima infladora. A Malfoy le salpicó en toda la cara, y la nariz se le empezó a hinchar como un balón; Goyle andaba a ciegas tapándose los ojos con las manos, que se le pusieron del tamaño de platos soperos

 mientras Snape trataba de restablecer la calma y de entender qué había sucedido. Harry vio a Hermione aprovechar la confusión para salir discretamente por la puerta.

Snape: ¡Silencio! ¡SILENCIO! —gritaba—. Los que hayan sido salpicados por la poción, que vengan aquí para ser curados. Y cuando averigüe quién ha hecho esto...

Harry intentó contener la risa cuando vio a Malfoy apresurarse hacia la mesa del profesor, con la cabeza caída hacia alfrente a causa del peso de la nariz, que había llegado a alcanzar el tamaño de un pequeño melón.

 Mientras la mitad de la clase se apiñaba en torno a la mesa de Snape, unos quejándose de sus brazos del tamaño de grandes garrotes, y otros sin poder hablar debido a la hinchazón de sus labios,  Harry vio que Hermione volvía a entrar en la mazmorra, con un bulto debajo de la túnica.

Cuando todo el mundo se hubo tomado un trago de antídoto y las diversas hinchazones remitieron, Snape se fue hasta el caldero de Goyle y extrajo los restos negros y retorcidos de la bengala. 

Se produjo un silencio repentino.

Snape: Si averiguo quién ha arrojado esto —susurró—, me aseguraré de que lo expulsen.

Harry puso una cara que esperaba que fuera de perplejidad. Snape lo miraba a él, y la campana que sonó al cabo de diez minutos no pudo ser mejor bienvenida.

...

 Cuando caminaba por los pasillos me encontre con mi hermano que tenia una cara de preocupación



Harry: Sabe que fui yo —dijo, mientras iban deprisa a los aseos de Myrtle la Llorona—. Podría jurarlo.

 eche al caldero los nuevos ingredientes y removió con brío.

Tn: Estará lista dentro de dos semanas —dije contenta.

Ron: Snape no tiene ninguna prueba de que hayas sido tú —dijo Ron a Harry, tranquilizándolo—. ¿Qué puede hacer?

Harry: Conociendo a Snape, algo terrible --dijo mientras obserba la poción que levantaba borbotones y espuma.



GRACIAS POR APOYARME E MIS HISTORIAS OS QUIERO

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Una Potter en SlytherinWhere stories live. Discover now