No lo hagas

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Capítulo 2

Daella llegó al puerto con la respiración bastante agitada, el cuerpo le pesaba, ya que había perdido condición física tras tomar su descanso que como heroina, hace unos 8 meses, agregando su estado que apenas le permitía movilizarse y hacer las tareas básicas, su visión comenzó a ponerse un poco borrosa por la fuerza que había puesto al correr, sus costillas comenzaron a punzar y el bulto en su abdomen un poco más grande de lo que esperaba para esa fecha, comenzó a moverse inquieto que no hacían más que intensificar su dolor a sus costados, tratando de recuperar su aliento y calmar los movimientos exasperantes de su vientre, coloco su manó derecha sobre este haciendo movimientos circulares, que al parecer funcionaban ya que este dejó de removerse y comenzó a calmarse, mientras su mano izquierda hacía soporté a su espalda en modo de apaciguar la incomodidad y dolor.

Quedó inmóvil al observar su propio barco y saber lo que estaba a punto de pasar, su mente era una encrucijada que ni ella misma podía resolver en este momento, decir que sentía un nudo en el estómago sería poco acertado, ya que sentía como cada una de sus entrañas se entrelazaban y la estrujaban a cada respiración que producían sus pulmones escapando por sus fosas nasales, sus nervios estaban a flor de piel y eso la asustaba; aunque tratará de reprimirlo actuando como si no pasará nada.

Violet: Ma,(inhalación) maj, (exhalación) majest, (tomo su pecho, tratando de recobrar su respiración, posicionándose detrás de daella.)
:Majestad, n..no se le ocurra volvolver a cometer actos vehementes como es..ste, no entiende que está poniendo en riesgo su salud y la de su...

-Violet guardo silencio al no saber como terminar la frase ya que era una situación bastante delicada para su mejor amiga, aún más luego la reacción que tuvo el señor trajano, su esposo.

Daella: creo que ya no somos las mismas de antes eh violet?
(Mencionó tratando de sonreír pero esto fue impedido por una punzada en la espalda dando lugar a una mueca arqueada hacia un lado.)

:Quien lo diría ah? la ex comandante del ejército imperial japonés y la heroina número uno, agotadas y sin conciliar respiración tras correr unos cuantos metros, no me esperaba este desenlace, para nada.
(Afirmó riendo aún cansada)

:Recuerdo que para calentar antes de patrullar por la ciudad corría unos 10 kilómetros en no más de seis minutos, si en ese momento cualquier persona me dijera que terminaría de esta forma solo hubiera reído hasta que me doliera el pecho y salieran lágrimas, no le hubiera creído aunque me lo hicieran ver con mis propios ojos. [suspiro]

-Bajo la mirada con una expresión triste, recordando algunos de sus momentos favoritos patrullando junto con sus sidekicks colegas y aprendices.

: A eso se refería mi padre cuando mencionaba las vueltas que da la vida eh?
Se pregunto, mientras alzaba la miraba para observar los alrededores,
era un buen día, el cielo estaba despejado exhibiendo un color turquino que envolvía completamente el lugar, aves volaban y graznaban al mismo tiempo que las olas arribaban y descendían sobre el puerto chocando contra la superficie arenosa, el sol resplandecía con fuerza y furor iluminando con demasía, ya que podia ver como los tripulantes de su nave y su querida amiga se removían el sudor de sus rostros algo exhaustos.

Una vez más la duda llegó a ella, cuestionandose que se sentiría tener ardor sobre la piel, el que la piel escoza contra alguna fuente de calor?, que este mismo pudiera marcar su piel, ¿Que sensación le provocaría? ¿Le gustaría? ¿Le agradaría el sentirse vulnerable contra su propio don? O que este le afectase?
Pero nunca lo sabría, de hecho ningún integrante de su familia jamás lo sabría.

Felipe: Mi señora, bienvenida
por favor permítame asistirla...
(exclamó un joven castaño oscuro con rasgos orientales marcados mientras se dirigía directamente a su señora para ayudarla a abordar a la nave ya que no quería que procurara ningún esfuerzo de más.)

La ultima rosa del veranoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora