Ellos están en Guerra

5. Pelirrojos y Karaoke

~Ally~

Resulta que cuando le destruyes el auto a uno de los chicos más renombrados de la escuela, esto se hace noticia. La novedad número uno de todo Marino High.

Alumnos, maestros, auxiliares, absolutamente toda alma que tenga algún tipo de conexión con el establecimiento se enteró del incidente del estacionamiento y, al parecer, es de lo único que todos son capaces de hablar esta mañana.

No sé como sentirme respecto a todo esto, digo, es algo triste que un auto averiado sea lo más interesante que la gente de por aquí tenga para hablar. En mi antigua secundaria pasaba algo alucinante cada día, desde profesores con nuevos looks hasta explosiones en los laboratorios, pero supongo que por aquí, en esta escuela tan prolija e intachable, es lo más interesante que ha pasado desde que decidieron abrir el club de polo.

Casi quiero felicitarme por darle algo de emoción a la vida de todos estos chicos. Apuesto a que la escuela era aburridísimas hasta ayer, o bueno, hasta anteayer, cuando el chico rubio destruyó a mi bebé. Lo que, técnicamente, también fue gracias a mí, porque de no haberme transferido a esta escuela, la noticia del día sería el cambio de chocolate de las máquinas expendedoras.

De nada, niños.

Avanzo a mi casillero totalmente despreocupada de la noticia que circula por los pasillos. Soy una sospechosa, lo sé, digo, alguien debe ser lo suficientemente listo como para darse cuenta del patrón.

A la nueva le destruyen la moto. Moto destruida por rubio Moon. Al día siguiente le destruyen el auto a rubio Moon. ¿Quién habrá hecho tal desfachatez?

Por favor. Hasta un bebé podría hacer conexiones. Eso si sabe el contexto completo. O al menos esos tres datos claves que acabo de nombrar.

De todas maneras, no hay forma alguna de inculparme por nada. El estacionamiento estaba completamente vacío ayer, todos estaba dentro en clases y, oh cielos, ¡se perdieron los videos de seguridad del estacionamiento!

O al menos eso dirán en cuanto intenten buscar alguna pista en ellos.

No soy ninguna novata.

Con una sonrisa llego a mi casillero y veo a Trish muy ajetreada en el casillero de al lado. La pobre, rodeada de pinturas y cuadros, intenta que ningún papel se caiga de su loker el cual está rebalsado de ellos.

Rápidamente me acerco y la ayudo. Recojo uno que otro papel que cayó al suelo, ordeno un poco los de su casillero y voilà. Tenemos a una Trish organizada.

—Cielos, gracias Ally –dice Trish-. Tal vez no me debí traer todo junto.

—¿Qué es todo esto? –digo divertida-. Pareciera que una oficina explotó en tu casillero. –ella ríe.

—Pues, adivina quien es tu nueva compañera de salón. –dice levantando las manos.

—¿Estás de broma? ¡Pero si solo ayer tuviste la idea!

—La verdad ya se la había planteado al director Marco, así que solo fue necesario decirle el curso y todo fue muy rápido.

Ojala mi antiguo director fuera así de eficiente.

—¿Y eso explica todo esto? –hago un ademán hacia los papeles y cuadros.

—¡Ah! Son mis trabajos de arte. No quiero que ningún resentido los arruine, así que decidí cambiarlos de inmediato de salón.

No me sorprende que cada curso tenga un salón diferente para guardar sus trabajos. De nuevo, felicidades por las buenas ideas director Marco.

—Vale, genial. En ese caso déjame ayudarte.