1. Llegada a Miami

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~Ally~

Existe ese típico momento en las películas románticas, aquel en el cual uno de los enamorados se va lejos para siempre y se deben despedir. La verdad, siempre creí que era exageración de la tv aquella escena dramática cuando te despides de la persona que amas, hasta que me vi aquí, en el aeropuerto de California, despidiéndome no de una, sino de las tres personas que más amo en el mundo.

Porque chicos, existen muchos tipos de amor.

Y creo que uno de los más bonitos es el de familia. Como el que le tengo a mis padres y hermana, de los cuales me estoy despidiendo ahora mismo.

Aunque claro, jamás admitiré que de hecho es un momento emotivo el que estoy viviendo. Tengo una reputación que proteger.

—Bien, hija, creo que aquí nos despedimos. –dice mi padre abrazándome.

—Eso creo. –respondo correspondiendo al abrazo.

— ¡Te vamos a extrañar demasiado! –dice mamá separándome de papá y abrazándome ella en su lugar.

—También los extrañaré.

—Trata de no meterte en problemas.

—Lo intentaré, má. –dije riendo.

—Te amo. –repitió ella besándome la frente.

—Yo también los amo.

Me separo de mis padres y quedo frente a mi hermana mayor, Vanesa, quien me mira con una sonrisa y ambas manos en las caderas.

Bien, si no quise admitir que la despedida con mis padres fue emotiva, mucho menos lo haré con esta zángana a la que llamo hermana mayor.

Hell no.

— ¿Quién diría que mi hermana menor se iría de casa antes que yo? –dijo ella.

—Nadie, además claro de mí, mamá, papá, la abuela, los tíos, los primos, mis amigos, tus amigos... –comencé a enumerar con las manos.

— ¡Vale, vale! Entendí –dijo riendo. Nos miramos unos segundos. —Te extrañaré, babosa.

—Yo también, asquerosa –dije antes de fundirme en un gran abrazo con ella.

A fin de cuentas, nos amamos a nuestra manera.

Hell yes.

Intercambiamos unas últimas palabras antes de despedirnos definitivamente. No hay que ser un genio para darse cuenta que ninguno de nosotros quería decir adiós. Finalmente, luego de unos últimos consejos-advertencia de mamá sobre ser una buena niña, tomo mis maletas y me dirijo a la sala de embarque.

Estoy a un avión de iniciar una nueva vida. ¿O quizás al separarme de mis padres ya empezó?

Le entrego mi boleto a la azafata y le agradezco con una sonrisa. Busco mi asiento entre tantos pasajeros y finalmente doy con el. Guardo mi maleta en el compartimiento de arriba y agradezco mentalmente el haber enviado la mayoría de mis cosas antes, de no ser así, estaría luchando con tanto bolso como lo hace un señor unos asientos más allá.

¿Será que él está iniciando una nueva vida también? Eso explicaría el porqué de tanta maleta.

Finalmente tomo asiento y me dedico a mirar por la ventana. Por supuesto no hay nada que mirar si aún no despegamos, por lo que me siento estúpida y me rio de mí. De la situación.

¿De verdad está pasando? Oh diablos ¿Realmente acabo de subir al avión? Hace 4 años jamás habría imaginado que una simple solicitud podría cambiar tan radicalmente mi vida. Pero bueno, aquí estamos ¿No?

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