Quedate || Chip X Dale

[ Capítulo 7 ]

Miró al hombre con temor y siguió hojeando los papeles.

Contratos y cartas del productor.

Fruncio el ceño en señal de desaprobación y cerro aquel folder.

—No entiendo porque no acepto, se que el no haría algo así, pero sus razones tendrá.
El hombre lo observó con cara sería durante unos segundos.
—Bueno, parece que le gusta ser un segundón
—¿Segundon?— preguntó con molestia
—Por su puesto, ¿no es acaso al que golpean cada capítulo? ¿El menos favorito?
—Claro que no,— espetó — Dale es un acto y yo soy otro, somos dos actos distintos.
—Pues no lo parece así. Casi parece que no quieres que Dale avance.

Chip lo pensó un segundo y casi con pena se admitió algo celoso de su pareja. ¿De verdad quería que lo rechazara? ¿Era tan egoísta?

—¿Sabe lo que debe hacer, no?
Chip temía, porque lo sabia perfectamente.

Esa tarde estuvo distraído y olvido algunas de sus lineas, cosa que nunca le había pasado. Sus compañeros se preocuparon por el, como era normal, sin embargo solo los evadió con pretextos vanos.

Durante el regreso a casa ni siquiera se atrevía a hablar con su novio, estaba en un dilema. ¿Y si le pedía que aceptara? Aun que ello seguramente les costaría la cancelación del programa. No, no podía.

Lo miro de reojo y la gran sonrisa de Dale lo recibió, como siempre.

Entonces lo supó.
No podía seguir pensando solo en él.

Esa misma noche salio por la puerta con maleta echa y llanto desbordado.

—¿Por qué me haces esto?— pregunto su novio llorando
—Creo que deberíamos separarnos un tiempo, por salud mental— mintió — te veo todos los días en el set y luego en la casa,— rogaba por no arrepentirse en ese mismo instante — no puedo con esto.
Dale lo miraba preocupado tratando de comprender un poco a lo que se refería.
—No te vayas, por Dios, quedate conmigo.
—No puedo.

Se dio media vuelta apenas pudo.
Lloraba en silencio mientras caminaba por los pasillos del edificio con Dale tras el.

—¡Ya no me sigas, entiende!

Dale se hizo para atrás por pura inercia, con miedo y aun llorando.

—Es lo mejor.
—Por favor, no.

Se miraron por un momento, llorando, con ganas de abrazarse pero no podían , no debían.

Chip quiso decir algo pero no pudo.

Aquella noche ninguno durmió.

Chip falto durante días al llamado y nadie sabia nada de él.

Y Dale, Dale se estaba muriendo en vida.