EPÍLOGO

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DISCLAIMER:

Naruto pertenece a Kishimoto y Avatar, la leyenda de Aang, pertenece a Konietzko y DiMartino.

ACLARACIONES:

(bla) *bla = notas de autora.

bla, bla= flashback, onomatopeyas o pensamientos.

🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥 = cambios de escena/escenario


N/A: Hola a todos queridos lectores, lo prometido es deuda y aquí les traigo este pequeño epílogo. Después de esto continuaré con la primer historia de mi autoría. Si se pasan a leer mi otro libro de Redacta y Escribe, verán que estoy añadiendo videos de mi TikTok. Síganme porfis, me encuentran como Ary Garmú, jeje. Pues aquí les escribo este desenlace final de finales.


El Daimyō del Fuego se encontraba en el jardín del Palacio Real. Ese día sería uno de celebración para todo el País del Fuego y gente importante de las otras naciones vendría al festejo. Así que se aseguraba de que todo estuviera listo. Estaba concentrado cuando en eso, sintió que alguien lo seguía. Sigilosamente fue caminando hacia donde estaba el lago, pero escuchaba unos pasos acercándose cada vez más rápido, así que al ver un árbol, decidió esconderse detrás de éste, pero su refugio no duró mucho.

¡Boooo!

¡Aaaaaah! ¡Una emboscada! ¡Auxilio! —decía el pelinegro mientras se tiraba al pasto.

Ja, ja, ja, ja, papi —reía la pequeña princesita que justo el día de hoy cumplía 5 años.

—Ven acá —decía Sasuke mientras cargaba a su hija y le llevaba con él.

Ja, ja, ja, ja, ja, no, cosquillas no.

—¿Quién cumple años este día? ¿Quién?

—¡Yoooo!

—Vaya, teme. No sabía que tenías un lado tierno con los niños.

—¿Naruto?

—Pues obvio que sí.

—Tsk. ¿Qué haces aquí?

—Soy el Hokage de Konoha, tú me pusiste a cargo. Así que también me la paso por estos rumbos. Además no podía perderme el cumpleaños de mi ahijada.

—¡Tío Naruto!

—Hola, Sarada-chan. ¡Feliz cumpleaños! —decía el rubio mientras abrazaba a la pequeña.

—¿Vienes a mi fiesta de cumpleaños?

—Por supuesto. Y, ¿adivina quién vino? —dijo el ojiazulado mientras señalaba a un pequeño rubio tras sus piernas.

—¡Boruto!

—¡Sarada!

Y así ambos niños corrieron a abrazarse, algo que no alegró para nada a Sasuke.

—Oye mocoso, quita tus manos de mi hija.

—S-Sí, tío S-Sasuke —decía nervioso el pequeño rubio.

—Papi, no lo molestes —decía haciendo un puchero la niña haciendo que Sasuke sintiera una estaca en el corazón —. Vamos Boruto, te quiero enseñar la panza de mi mami, tiene un bebé adentro.

—Sí, vamos.

—Oye, teme, creo que al paso que ellos van, tú y yo algún día seremos...

—¡Ni se te ocurra!

—¿Qué? No puedes impedir que Boruto y Sarada se amen.

—¡No se aman! Mi hija es muy inocente para esa palabra.

Naruto: el último Jinchūriki (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora