EL MAESTRO DE SAI

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DISCLAIMER:

Naruto pertenece a Kishimoto y Avatar, la leyenda de Aang, pertenece a Konietzko y DiMartino.

ACLARACIONES:

(bla) *bla = notas de autora.

bla, bla= flashback, onomatopeyas o pensamientos.

🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥 = cambios de escena/escenario

Era una noche maravillosa, pues había lluvia de estrellas y nuestros héroes estaban observando el cielo.

—¡Guau! Es un espectáculo increíble —dijo Sakura.

—Al ver eso, me hace pensar en lo insignificante que somos. Cómo quisiera que Ino estuviera a mi lado.

—Tranquilo, Sai. La encontraremos, dattebayo.

—A mí me encantaría ver el cielo, pero no puedo. En fin, ya estoy acostumbrada —dijo Hinata.

—Seguro que nunca habías visto algo como esto —dijo Sai al momento de ver que una de las "estrellas" empezó a descender en dirección cercana a ellos.

—El fuego va a destruir esa ciudad —dijo Sakura al ver que ese pequeño meteorito había caído cerca de un pueblo.

—No si podemos evitarlo —contestó Naruto.

—Hay un río por allá, llevaré el agua hacia el fuego. ¡Vamos Kurama! —dijo la perlirrosa mientras montaba en el zorro de nueve colas.

—Hinata, destrocemos esas grandes cantidades de roca y después haré una trinchera para detener el fuego.

—¿Y yo qué haré, cosita?

—Aaaah... puedes dibujar sobre esto, dattebayo.

—Sí, claro, ustedes tranquilos —decía Sai con su sonrisa fingida.

Después de un rato, Naruto, Hinata y Sakura habían logrado apagar el incendio ocasionado por el meteorito.

—¡Bien hecho, amigos! ¡Somos un gran equipo, de veras!

—Sí, hurra por nosotros —dijo Sai de manera sarcástica al ver que él no pudo hacer nada.

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Mientras, en otro lugar, dentro de una celda, había un peligris que se veía acabado. Un guardia entraba con un tazón de arroz para alimentar al prisionero.

—Mírate. No eres más que un perdedor decrépito. No haces ni dices nada, tu cuerpo antes entrenado, ahora no es más que pura flacidez. Pareces un cerdo y me das vergüenza —y diciendo eso último, el guardia se fue, pero Kakashi solo mostró una sonrisa, pues en realidad solo fingía que estaba ahí de inútil.

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Naruto y los demás habían ido al pueblo a comer, pues ya era el medio día.

—Estos aldeanos ni se imaginan que anoche estuvieron a punto de morir quemados —dijo Naruto.

—Sí, y lo peor de estar con estos disfraces, es que nadie puede agradecernos por lo que hicimos. Extraño eso—dijo Hinata.

Ja, ja, qué pena. Pobres héroes.

—¿Qué te pasa, Sai? No has probado tu alimento y mira que a ti te gusta comer.

—Es que... ustedes pueden hacer cosas sorprendentes, feíta. Apagan incendios, vuelan y hacen volar otras cosas. Yo no puedo volar, ¿se dan cuenta? No puedo hacer nada.

Naruto: el último Jinchūriki (Libro 3)Where stories live. Discover now