Capítulo 40

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Cuelgo y suelto el móvil. Christina me ha llamado para decirme que al final van a quedarse en Miami. Al parecer, la madre de Giselle va a enviarles dinero desde Canadá y van a irse a vivir a un pequeño apartamento. Ellas van a seguir con los planes de futuro que tenía, o van a intentarlo. Mary ya no podrá trabajar con su padre en la empresa y Christina no llevará una vida tan fácil como la que se imaginaba.

     Salgo al jardín y veo que Sawyer está leyendo en una hamaca. Odio que se ponga a leer porque se frustra demasiado. Hace mucho esfuerzo para leer y le acaban doliendo los ojos. Sigue enfadado porque le conté que me iba a ir a Xander. Él lo considera algo personal que no le interesa a un tío al que conozco de dos días y medio. Intenté sosegarlo pero no hubo manera y cuando le dije que no quería pasarme las últimas semanas enfadada con él, se puso como una fiera. Odia que mencione el tema de mi marcha. No me habla desde hace dos días, pero sí se digna a mirarme. Siempre me está mirando, y me duele que sepa que estoy y me ignore a mí y a mis palabras. Que me vaya a Nueva York no es nada íntimo ni personal, es algo que da igual quién lo sepa. Mi madre me ha dicho que no pasa nada, que su padre también tenía mucho carácter cuando era joven. No sabía que mi madre había conocido a su padre y cuando le pregunté a Sawyer si lo sabía, me miró mal y se fue. A veces no lo entiendo, se enfada por cosas tan simples que temo no estar viendo algo demasiado importante y que por eso todo esto me parezca absurdo.

     Ando lentamente hacia él, sintiendo las cosquillas que me produce el césped bajo mis pies desnudos. Miro la piscina y suspiro. Me gustaría darme un baño con él y hablar un rato, pero no sé si estará de humor. No, no lo estará. Estoy desesperada y su forma de enfadarse es increíblemente dura. Las caras que pone y esos silencios...Supongo que he olvidado al otro Sawyer.

     Poso una mano en su hombro y la deslizo hasta su cuello. No levanta la mirada del libro y tampoco dice nada.

     —Sawyer —le digo.

     Silencio.

     —¿Te apetece darte un baño?

     Silencio.

     —Bueno, yo voy a ponerme el biquini —digo apartando la mano de su cuello y espero a que diga algo. Pero no lo hace—. Me gustaría que te bañaras conmigo... Bueno, y que me hablaras.

     Ante su silencio decido darme la vuelta y dirigirme hacia el interior de la casa. Suspiro mientras subo rápidamente los escalones de la escalera y entro en el dormitorio. Cuando abro mis maletas me encuentro con... nada. Mi ropa no está, ni mis libros, ni mis zapatos. Frunzo el ceño y voy a salir de la habitación cuando paro en seco. Giro lentamente la cabeza y miro las puertas del armario. ≪¿Habrá...?≫abro las puertas y veo que mi ropa está colgada junto a la suya. Abro los ojos como platos y me tapo la boca con las manos. Ha guardado mi ropa junto a la suya. Entonces no puede estar enfadado, ¿no? Sus zapatos y los míos están juntos, al igual que nuestros libros. Me dirijo a la cómoda y abro el último cajón, donde tiene sus bañadores. Y ahí están mis biquinis, acompañando a sus bermudas y bañadores slips. Me muerdo el labio y suelto un gritito de emoción. Después de hacer esto no puede estar enfadado conmigo.

     Me pongo mi biquini naranja y bajo corriendo las escaleras. Intento dejar de sonreír, pero me es difícil. No quiero estar sonriendo como una boba mientras me mira serio y sin decir nada. Puede que eso haga aumentar su enfado, que no debe de estar muy aumentado si es capaz de guardar mi ropa junto a la suya. Cuando pongo un pie en el jardín, respiro hondo y me armo de valor para ir hasta la piscina. Paso por su lado y le miro por encima del hombro para ver si tan siquiera ha levantado la mirada. Pero nada, su vista sigue fija en el libro. Carraspeo un par de veces para intentar captar su atención y suspiro de forma exagerada. Me agarro a la barandilla de metal para bajar las escaleritas y ahogo un grito cuando me quemo. Miro a Sawyer agarrándome la mano y veo que me está mirando. Traga saliva con dificultad y se levanta para entrar en la casa.

¿Se Puede Perdonar Todo? © [UME #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora