0

464 58 3
                                    

Delilah ya sabía identificar entre una visión y un sueño.

El sueño era concreto, tenía solidez y base, Delilah sabía que estaba soñando porque tenía control dentro del sueño, si no le gustaba algo, podía cambiarlo, porque era dentro de su mente y lo que pasaba ahí, estaba a su voluntad.

La visión era inestable, se sentía como si todo estuviera flotando bajo el agua, era distinta y confusa. Jamás se solidificaba del todo, era como si estuviera presente en el momento, pero no supiera que estaba pasando, aunque pudiera sentirlo todo.

Delilah había tenido dos visiones, apenas teniendo 13 años, la primera, era complicada, constante y le causaba dolores de cabeza, podía reconocer muy poco de ella, como una risa, el viento, el fuego, el frío y ahora sabía que Harry y Draco estaban en ella; pero seguía sin entenderla.

La segunda, pasó en su tercer año de Hogwarts, en clase de Adivinación, reconoció igual unas imágenes, pero había cobrado sentido pronto, porque se cumplió ese mismo día.

Por ello, cuando se fue a dormir esa noche y despertó en lo alto de una torre que no entender del todo, Delilah supo que no era un sueño, si una nueva visión.

Estaba muy arriba del suelo, en un edificio, o una torre, era de noche porque lo único que iluminaba el cuarto era la luz de la luna que entraba por una abertura. Había mucho aire, era tan fuerte que su cabello parecía estar levitando al rededor de su rostro, hacía frío, lo sentía hasta en sus huesos, en sus labios y en su pecho.

No, en el pecho no sentía frío, sentía calor, como una punzada, como si tuviera una herida que sangraba y no cicatrizaba, como si hubiera sido apuñalada, pero cuando miró hacia abajo, no había sangre, ni estaba magullada.

Había muchas personas a su alrededor, los rostros eran borrosos, como si estuvieran censurados a sus ojos, pero sabía que no les conocía, no sentía que los conocía; exceptuando a cuatro personas.

Uno era alto, muy alto, un hombre, Delilah lo veía y sentía asco, le molestaba verlo, como si él le hubiera hecho algo malo, pero cuando intentaba pensar en su nombre y en lo que él le había hecho, no lo recordaba.

El otro hombre era más bajo, pero era más alto que ella, Delilah se sentía confundida con él a su lado, sentía que quería acudir a él, pedirle ayuda, como si él la hubiera estado cuidando, pero luego el sentimiento cambiaba y Delilah sabía que ni en el podía confiar.

Uno de ellos era un chico, Delilah sintió calidez cuando lo vio, pero el tipo de calidez que se siente en un día de verano seco; una calidad no bien recibida, asfixiante. Cuando Delilah lo vio, sintió decepción y tristeza.

La última persona era una chica, Delilah parecía reconocerla, era de su estatura, era ¿Una amiga? Así se sentía, pero luego Delilah sintió la apuñalada en su pecho, no lo había hecho ninguna de las personas que no reconocía, ni el hombre que le daba asco, ni el hombre en quien no podía confiar, ni el chico que la ponía triste; no, ese sentimiento de traición, venía de ella.

Delilah sentía que estaba sola, estaba rodeada de personas, pero se sentía abandonada, estaba llorando, con el pecho en llamas y la piel congelada. Sostenía su varita con dureza, como si quisiera romperla o pedir ayuda con ella.

Y sintió el cambio de fuego en su pecho, convertirse en un susurro frío que la envolvió por completo.

Se dio la vuelta, dándole la espalda a la chica y levantó su varita apuntando a uno de los hombres.

-Avada Kedavra- se escuchó a ella misma decir. 

Delilah Jolet-2 (Harry Potter & Draco Malfoy)Where stories live. Discover now