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Delilah abrió los ojos de golpe, incorporándose en su cama como si le hubieran sacado el aire. Respiraba tan rápido que parecía que hubiera corrido para llegar ahí, sudaba en frío, comenzó a toser de la fuerza de sus bocanadas y tuvo que poner una mano en su pecho para estabilizarse.

Delilah comenzó a tocar un ritmo con su dedo en su antebrazo, intentando calmar su respiración al ritmo que tocaba; eventualmente funcionó.

Estaba mareada y le costó recordar donde estaba, porque una parte de ella se seguía sintiendo en la torre; pasó sus manos por su cara, limpiándose el sudor de ella. Volvió a acostarse y se quedó viendo el techo pensativa, tenía que hacer algo al respecto sobre sus visiones antes del inicio del siguiente año.

Esta había sido diferente, se había sentido diferente, pero, aunque era nueva, había familiaridad en el sentimiento que tuvo, como si su cuerpo se estuviera acostumbrando a estas visiones o preparándola para los eventos de estas.

Notó que aún estaba haciendo el ritmo con su dedo y sonrió al pensar en el chico que le había enseñado ese truco para tranquilizarse. 

Revisó el reloj de la pared, eran las cinco de la madrugada, pero dudaba que después de lo que le había pasado, pudiera dormir de nuevo, así que decidió levantarse, podía bañarse, arreglar su cuarto, incluso aprovecharía para empacar el resto de sus cosas antes de bajar a desayunar.


Vivir en el Caldero Chorreante era lo mejor que le había pasado, todos los días podía bajar a comer comida del restaurante, ya era amiga de todo mundo y los clientes frecuentes reconocían a Delilah que ocasionalmente ayudaba en el restaurante para ganar un poco de dinero, que eventualmente terminaba gastando en el Callejón Diaggon o visitando a sus amigos.

El verano había sido increíble, Justin, Hannah y Susan la habían visitado varias veces, pero también ella había ido a sus casas, se la pasaban afuera y visitando las tiendas, hablando y paseando.

El brazo que se había lastimado durante el año pasado había sanado en definitiva, solo le quedaban las cicatrices de Buckpeak, pero estaba bien, por lo cual estuvo jugando con sus amigos Quidditch, aun cuando Susan y Justin no eran muy buenos.



-¿Tú?- Delilah levantó la vista del libro que estaba leyendo- ¿Tú, despierta antes que yo?- la señalo el hombre, completamente confundido por la situación

Ya había varias personas comiendo en el restaurante y Delilah se había sentado en la mesa que ellos solían compartir, pero él tenía razón, Delilah se levantaba tarde para desayunar, casi a la 1 de la tarde.

-Parece que te gané- se encogió de hombros con una sonrisa y le dio una mordida a su sandwich.

Remus rio por su comentario y tomó asiento en frente de ella, dejo su periódico en la mesa, y Tom, el dueño del lugar, le dejo un plato de comida, como cada mañana.


Tal vez lo mejor que le había pasado a Delilah en el verano era Remus Lupin. Cuando era su maestro le agradaba, lo respetaba, pero había una barrera que se debía mantener, pero ahora, estaban fuera, viviendo juntos, se veían todos los días, paseaban mucho y hablaban de todo, Remus leía mucho al igual que ella y cada que podían se juntaban a hablar de lo que habían estado leyendo.

Remus fuera de la escuela era más relajado, hacía muchas bromas y travesuras, se molestaban mucho entre ellos, pero sobre todo, se cuidaban el uno al otro, no que estuvieran en algún tipo de peligro, pero se preocupaban y se ayudaban entre ellos.

Delilah Jolet-2 (Harry Potter & Draco Malfoy)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt