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Entre las cosas más raras del mundo seguro se encontraba el ver cómo cambiaba la relación entre dos personas. Sobretodo si era un cambio de nada a una relación sentimental.

Soobin tenía días analizando esa extraña situación. Como la relación entre su mejor amiga y Yeonjun cambiaba.

Victoria era una persona de pocas demostraciones de afecto en público, cosa que agradecía, porque Yeonjun se veía como alguien bastante coqueto y no se creía capaz de soportar tener que verlos besándose a cada momento. 

No lo malinterpreten, estaba muy feliz por la castaña pero una cosa era apoyar una relación y otra muy diferente el tener que verlos uno encima del otro a cada momento.

Sin embargo, ambos no estaban acostumbrados a tratarse diferente. Considerando como eran el uno con el otro cuando se conocieron, era de esperarse que no fuera fácil ser una verdadera pareja, sobre todo viviendo juntos en una casa con otras cuatro personas.  

Debía admitir que eran tiernos, en cierto modo, pero que nadie le dijera eso a su amiga porque lo negaría rotundamente.

Le parecía lindo ver a Victoria sonrojarse por los detalles de Yeonjun.

Él se aseguraba de que ella no hiciera absolutamente todo y estaba pendiente de que aunque cuidara de ellos también cuidara de ella misma y descansara.

A veces le pasaba comida de su plato sin que ella se diera cuenta, la acompañaba cuando leía en la sala, a pesar de quedarse dormido algunas veces y hacía comentarios lindos, cómo decirle que olía bien o qué su cabello se veía lindo.

También había adoptado la costumbre que Soobin presenciaba ahora.

Victoria acostumbraba a darle un beso en la mejilla a todos cuando se levantaban para el desayuno los días que no entrenaban, pero Yeonjun siempre era el último y llegaba cuando estaban ya sentados así que nunca recibía un beso.

Pero ahora se levantaba más temprano y siempre llegaba cuando Victoria lavaba las tazas para servir el café, para darle un beso en la sien y susurrar 'Buenos días'.

El ver cómo el rostro de su amiga se tornaba rojo sólo lo hacía sentirse más soltero.

«Son perfectos para el otro» pensó tomando un sorbo de su jugo de naranja.

Le avergonzaba admitir que estaba bien para él que no se hubieran vuelto a besar en los labios desde su formalización, aunque sabía que seguro para ellos no era tan buena cosa.

Pero ¿cuándo es algo realmente perfecto?

Se preguntó el pelinegro hablando con su amiga en su habitación la tarde de ese día.

—Tienes que decirle—insistió.

—¿Decirle qué? Es algo estúpido.

—El que no puedas dormir no es estúpido, es malo para tí y lo sabes—soltó un poco enojado.

Soobin había visto a Victoria quedándose dormida en el sofá esa tarde, mientras Yeonjun practicaba luchas con el resto de los muchachos. De pronto fue imposible no notar las bolsas bajo los ojos de su mejor amiga.

Esta, al verse acorralada y descubierta, admitió lo que el joven temía.

—Nunca he sido una persona de sueño largo o profundo, Soobin—objetó la castaña.

—¡Porque sufres de un trastorno! Esta es una clara señal de que algo no está bien.

El chico de Ansan estaba preocupado por su amiga, pues ahora que suponían que sus sueños tenían alguna especie de habilidad premonitoria, ¿quién sabría qué cosas le enseñaban a la chica en las noches que la tenían sin descanso?

𝗔𝗣𝗢𝗖𝗔𝗟𝗜𝗣𝗦𝗜𝗦  | T᙭TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora