Emma

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Capítulo 1

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La luz del sol entraba a través de la ventana de la cocina, iluminando la mesa donde mi padre acababa de dejar el correo.

Un delicado sobre azul celeste destacaba entre los demás, de tono blanco.

Esperé ansiosa, echando a un lado el impulso de llevarme las uñas a la boca ya que estaba removiendo el caldo que serviríamos en el menú de esa tarde, mientras que mis padres revisaban las cartas maldiciendo por la subida del precio de la luz, el agua y el gas.

—Gastos y más gastos. ¿¡Cómo pretenden que paguemos el local así!? —Se quejaba mi padre con gesto preocupado, llevándose los dedos a su barba canosa, con la intención de calmarse.

—Nos las arreglaremos, Yohan, como siempre hemos hecho.

—No me he casado contigo para darte esta vida, Carmen. —Dijo él mirándola con ojos brillantes-. Mereces todos los tesoros del mundo.

—No querría esos tesoros si no pudiera compartirlos contigo. Estaremos bien.

Mis padres me habían contado su historia miles de veces, y aun así nunca me cansaba de escucharla. Mi madre había viajado a París desde España, buscando libertad y un futuro mejor; por aquel entonces era una vegetariana desgreñada, con pensamientos demasiado revolucionarios, que quería aprovechar los últimos años del movimiento hippie.

Había conocido a mi padre durante una manifestación y se enamoró de su larga melena rizada, sus gafas de culo de vaso y sus promesas de una vida feliz y plena.

Por desgracia la vida de mochilero no aportaba mucho dinero, y después de casarse mediante un ritual gitano, que no estaban del todo seguros si tenía o no validez legal, se dieron cuenta de que no podrían sobrevivir a base de amor y paz.

Mi padre adoraba a su esposa, y no quería condenarla a una vida desgraciada, así que decidió que era el momento de asentarse y labrar un prometedor futuro a su lado.

Así fue como gastaron lo poco que tenían en una pequeña y ruinosa casa de dos pisos, la arreglaron con sus propias manos y, aprovechando lo bueno que era mi padre en la cocina, abrieron en la planta baja un diminuto restaurante vegetariano.

Apenas habían comenzado con el negocio y el dinero escaseaba cuando se enteraron de que mi madre estaba embaraza.

Tomar la decisión de quedarse conmigo fue una de las más difíciles de sus vidas. Habían pensado en darme en adopción, con la idea de que pudiera optar a un hogar mejor, pero mi madre ya se había enamorado de mí mientras crecía en su interior, y fue cuando mi padre me vio por primera vez que se negó a entregarme definitivamente.

Adoraba esa historia, de amor y superación, y adoraba a mis padres, pues no me habían abandonado y se habían esforzado para que nunca me faltase un plato en la mesa, ni un beso en la frente cada noche, a pesar de lo muy cansados que estuviesen.

Por suerte para nosotros, poco después de mi nacimiento la situación había mejorado lo suficiente y mis padres se aventuraron a mudarse a otro barrio, algo mejor, pero aún pobre, donde alquilaron otro local un poco más grande.

Y allí continuábamos.

Ahora teníamos que trabajar muy duro para poder continuar con el restaurante; nuestro barrio no era demasiado transitado, pero aun así la comida de mi padre era sonada en el lugar. Lo malo era, posiblemente la ubicación, pues no todo el mundo se atrevía a ir allí y por lo tanto las deudas se iban acumulando y el coste de la vida no dejaba de subir.

Yo siempre había trabajado duro para que mis padres estuviesen orgullosos de mí. Sacaba las mejores notas, hacía los mejores trabajos y sabía hablar perfectamente español e inglés, además de mi francés nativo.
Mis padres decían que si estudiaba mucho tal vez podría salir de aquel pobre barrio y hacer algo grande. No debía distraerme con nada, sólo tenía que esforzarme y ser la mejor, y así quizás, si tenía un poco de suerte, algún día me darían una beca de estudios.

Mariposas cobardes  ©Where stories live. Discover now