EL CAMINO: SEGUNDA PARTE

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Una de sus manos pasó por debajo de mi falda teniendo completo acceso a mi monte de venus, sentí como uno de sus dedos hizo de lado mis bragas de encaje color blanco y se abrió camino por mis labios llegando a mi interior, mi pronta humedad le hizo fácil el acceso; antes creía que esto me haría sentir incomoda, pero la verdad es que se siente muy bien; después otro de ellos se unió a la fiesta haciendo ligeros movimientos en mi entrada sin tocar mi clítoris.
Mientras él jugaba en mi interior decidí aceptar su reto y bajé una de mis manos hasta su entrepierna, donde pude sentir una ligera humedad, su miembro estaba totalmente duro, y erecto, los vidrios comenzaron a empañarse y la lluvia no cesaba, los dos intrusos dentro de mí se introdujeron en lo más profundo de mi cavidad provocándome un gemido, mi espalda se arqueo un poco al sentir su repentino movimiento y mis piernas temblaban con cada uno de ellos.
Su mano se movía velozmente en mis labios y sus dedos entraban y salían de mí, mi cuerpo estaba electrizado con sus movimientos, me levanto ligeramente para bajar su pantalón, después él me quita la blusa quedando con solo la falda
Esto me estorba - me dice agitado y al mismo tiempo quitando mis bragas dejándolas de lado, mientras que en la radio suena "Easier" de Mansionair.
Las deja de lado y se quita el bóxer de color gris mis manos se hacen cómplices de sus acciones y la velocidad con la que desabotonan su camisa es increíble, la lanzo a la parte trasera del auto mientras chupa uno de mis pezones y siento un hormigueo en mi intimidad, su mano vuelve a la parte baja de nosotros pero ya no se introduce en mi cavidad, ahora viaja a su miembro largo y húmedo, comienza a masajearlo de arriba abajo y me mira dándome a entender que me siente mientras obedezco, siento como se va introduciendo su glande poco a poco, el dolor al penetrarme es indescriptible pero delicioso, sus manos me suben y bajan desde mi cintura mientras mis gemidos y los de él se vuelven en uno solo, los vidrios de mi auto están completamente empañados por el sudor, el frio y la lluvia.
Mis movimientos, guiados por él, se vuelven violentos y mis piernas se comienzan a impulsar haciendo que tome el control completamente de la situación, el choque de mis muslos con las piernas de él resuena en el interior, lo tomo de los brazos recorriéndolos de arriba abajo, me inclino para besarlo y dejo que mis caderas sigan solas hasta que llega el punto en el que él estalla dentro de mí, aumento la velocidad y enseguida es mi turno, siento como un liquido recorre mis piernas mientras él me abraza por la cintura y terminamos abrazados y con un beso.
Al cabo de unos minutos de estar recostados la lluvia cesó y procedimos a colocarnos las prendas, manejé de regreso a casa, cenamos y vimos algunas películas, ya era de madrugada y su olor seguía impregnado en mi cuerpo.
Esa noche él se quedó a dormir en mi cuarto, quedando solo en bóxer, mis ojos lo admiraban, sus pectorales, sus ojos, todo él me volvió loca, regresé de la cocina y él estaba recostado viendo la tv, camino a su dirección y me mira con una sonrisa de lado, sus dientes perfectamente blancos y el hoyuelo que se le forma es encantador, me encanta.
Le dejo un vaso de agua en su lado y al tratar de girar sobre mi propio eje, su agarre me lo impide, se endereza y me abraza por la cintura provocando un cosquilleo por donde toca, la lluvia volvió a aparecer, el frio entraba por la ventada de mi habitación provocando que, todo lo que había sucedido en el auto, no terminará ahí, me jalo hacia él, mis piernas terminaron a lado de las suyas,
Tu piel esta fría - su voz resonó en la habitación. - debes cobijarte - tomó de una esquina el cobertor y nos cobijó quedando debajo del mismo
Sus manos se posaron en mis muslos y sentí como su miembro se volvía a endurecer, yo no quise esperar más, me lancé a él besándolo y provocando que la electricidad se apoderará de mi cuerpo de nuevo, me había colocado mi pijama de seda color rosa y con bordes de encaje negro, pero no sirvió de nada, sus manos me retiraron mi blusa de un solo movimiento y yo ayudándolo con mi short, vi cómo se quitó su bóxer dejando salir su miembro rosado y largo, seguíamos debajo de las sabanas y fue ahí donde de una sola estocada me penetro, sin aviso, sin excitación, sin miedo. Mi gritó salió y con él resonó un rayo, la lluvia seguía chocando contra la ventana como nuestros cuerpos chocaban entre sí.
Yo arriba de él me sentía una diosa, o, mejor dicho, él me hacia sentir como tal, su mano se dirigió a mi clítoris mientras mis movimientos lo estimulaban una y otra vez; su dedo pulgar aprovecho el espacio y comenzó a masajear en círculos; el escalofrió que me provocaba este hombre no lo había sentido en nadie más, mis pechos estaban duros y mis manos estaban acariciandolos mientras que al mismo tiempo mis caderas se movían al son de "Show Me" de Black Atlas, sus gemidos me hacían excitarme y sus miradas eran penetrantes pero no dominantes, cuando yo estaba gozando de esto me tomó de mi cintura y me giro quedando arriba de mí, ahora era su turno, sus caderas se movían repetidamente hacia adelante y atrás provocando que mis pliegues internos se contrajeran provocando otro orgasmo enseguida, mi gemido lo ahogó con un beso profundo, pero no paraba haciendo que mi liquido se combinará con el suyo.
Al amanecer accedimos que solo quedará de una forma casual, desde el marco de mi puerta lo vi marcharse en su auto, se alejaba cada vez más, pero el recuerdo de aquella experiencia me quedará siempre guardado.

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