EL CAMINO; PRIMERA PARTE

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El camino empedrado se tornaba obscuro, los cristales del auto se empañaban conforme aumentaba la lluvia, los árboles se escuchaban silbar por el viento y la misma tormenta; mi cita y yo decidimos vararnos unos instantes en lo que esta pasaba, o hasta que fuese seguro seguir avanzando, encendí el aire acondicionado y la música seguía sonando, las luces del camino estaban ausentes, la única luz presente era la de mi auto. Era nuestra primera cita y el chico a mi lado era un buen partido, a simple vista se podía notar como en su camisa se marcaban sus brazos, su pantalón estaba super ajustado en la parte superior así que podía notar el volumen de esos glúteos.

La tensión en el ambiente se notaba mientras tratábamos de sacar un tema al azar, solo nosotros dos y la música. Era de noche y con la lluvia era muy peligroso encaminarnos a nuestro destino, el perfume que llevaba era "magnetic" lo sé porque soy fan de los perfumes, y más cuando proviene de un hombre tan sexi como él.

- ¿Quieres que regresemos?, podemos salir otro día – me dirigí a él.

- Preferiría que nos quedáramos en casa y encargar algo de cenar, ¿Qué te parece? – su voz sonó gruesa y potente, mi piel se erizó al escucharlo, sus ojos estaban fijos en los míos y su mirada trataba de decir algo, pero es indescifrable.

- ¡Suena bien! solo esperemos que baje un poco la lluvia – una media sonrisa se formó en mi rostro, pero expresé un poco decepcionada, de verdad esperaba que pudiéramos ir a cenar y conocernos mejor en cuanto a nuestros gustos. Al cabo de un rato el ambiente se tornó un poco pesado pues en un lugar tan pequeño como el interior de mi auto, hacía que hasta los secretos más obscuros se escucharán sin necesidad de decirlos,

Nos quedamos en silencio por un momento, escasos segundos, en donde solo se escuchaba la lluvia, pero después de un rato esta se quedó como sonido de fondo casi inexistente, al grado de escucharse las respiraciones de cada uno, pude sentir como los latidos de mi corazón aumentaban su ritmo.

Mi falda rosa junto con mis tenis blancos hacía una perfecta combinación con mi blusa holgada con líneas y botones rosa y una mezcla de blanco con estampados florales, fue ahí cuando recordé una escena - ¡Eres una cobarde hermana! – escucho en mi cabeza. Aquella noche mi hermana mayor y yo fuimos al mejor antro de la ciudad, su frase era "el mejor antro, las mejores carnadas", yo solo logré reír burlándome de ella, sabía que se refería a los hombres, en lo personal, yo no estaba acostumbrada a tener sexo en la primera cita, pero mi hermana sí, el momento se sintió tan presente que no me di cuenta que mi risa paso de mi mente a mi boca.

- ¿Todo bien? – preguntó él, con sus ojos verdes brillantes, su ceja poblada y su mentón tan perfecto.

- Debes creer que estoy loca, solo recordé algo que mi hermana me decía seguido cuando íbamos de antro, solo me dio un poco de gracia, ella solía decirme que tenía miedo, pero nada importante– exclamé un poco avergonzada, pero a la vez divertida, en ese momento se me formó una ligera sonrisa.

- ¿A sí'?, y ¿miedo a qué? – pregunta curioso.

- Bueno, en realidad, mi hermana es muy sociable, yo prefiero llevar las cosas con calma en cualquier relación, ya sea amistosa o romántica – mis palabras salieron como si de mi mejor amiga se tratase, mi sonrisa se tornaba más grande cada vez en mi rostro, el tono carmesí en mis mejillas fue apareciendo poco a poco, pero la confianza en la plática era más cómoda y menos pesada como al principio.

- Eso es bueno, pero, ¿no has pensado en intentar cosas nuevas? – Exclamó de una forma coqueta. ¿Cómo cosas nuevas? ¿a qué se refería?

Lo vi inclinarse a mi poco a poco mientras yo solo lo miraba, mi piel pálida comenzó a arder, no sabía si era de emoción o solo por el calor del momento, su mano derecha se posó sobre mi pierna desnuda, su rostro se veía totalmente iluminado con la luz amarilla del interior; los rayos de la tormenta le daban un toque romántico, pero a la vez seductor; vi como su mano libre la elevó para deshacerse de la luz artificial de mi auto para solo quedarnos a oscuras y con los destellos del cielo nublado. Sus labios rosados y gruesos se abrían poco a poco mientras nuestros rostros quedaban a unos centímetros de distancia, pero retrocedí.

- Lo siento, no es que no quiera, pero, no sé a dónde nos lleve esto, no es correcto. – logre escupir tímidamente al mismo tiempo que mi corazón latía a mil por hora y seguían aumentando.

- No pasa nada, es parte de la vida, como te pregunte antes, ¿no te gustaría probar cosas nuevas?, ya sabes, salir un poco de la rutina. – la seguridad con la que él lo decía me hizo dudar de mis propios pensamientos.

Accedí, sabía que me arrepentiría de esto, pero a mis 26 años no había vivido lo suficiente, o eso es lo que creo.

Poso su mano de nuevo en mi pierna y con la otra tomo mi mejilla, sus ojos viajaban de arriba hacia abajo mientras se acercaba lentamente y cuando por fin sus labios toparon con los míos logré sentir esa electricidad recorrer mi cuerpo, una de mis manos viajo a su mejilla mientras que la otra seguía detrás de mi espalda, mis labios se abrieron más y más mientras él me besaba y al mismo tiempo su mano de estar en mi perna paso a mi cintura provocando acercarme a su cuerpo, quedando justo a medias de los asientos, me jalo de tal manera que termine encima de él, mis piernas fueron cómplices de esta hazaña, cuando de repente quedamos en forma horizontal, su mano fue tan veloz al hacer que el asiento del copiloto fuese una cama instantánea, nuestros labios se rozaban una y otra vez, nuestras lenguas hacían un baile tan voraz que cualquiera tendría envidia, mientras tanto mis dedos se enredaban en su melena lisa negra, la altura de mi camioneta era perfecta para mí 1.50 de altura, mientras que sus 170 cm lo podían incomodar.

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