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"Cercanía y Orgullo"

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Iida es de esas personas que sabe ordenar sus prioridades, siempre lo ha hecho.

Pero siempre dicen que en la adolescencia es donde se experimentan los cambios que afectan lo que haz llevado desde la cuna.

Familia, ante todo, ese era una de sus frases favoritas y con la que él forjó sus principios desde que tiene memoria.

Los amigos, si no tuviste mucho tiempo con alguien que consideraste un amigo, pero cuando lo fuiste haz sido un apoyo para esa persona. La amistad seguirá ahí para toda la vida.

Esa fue su segunda prioridad, ahora lo está haciendo con sus compañeros de clase, y siempre procura ser la ayuda de otros, y eso implica sunque tenga que guardarse sus propios problemas.

Pero últimamente, a esas dos prioridades que tenía, se le había sumado una que parecía haber estado ahí sin siquiera saberlo.

¿La pareja? Él no tiene, más si hay una persona que puede usar ese lugar que aceptaría gustoso.

Su compañero de clase, con unos ojos tan rojizos como el mismo rubí y un cabello rubio tan claro que reglejaba la luz del sol, empezó a ser la razón para cuales sus nervios empiecen a sumergir a flor de piel.

No sabe bien cuando esto empezó, pero eso ya no importaba, lo que importaban era lo que estaba pasando ahora, y ahora se da cuenta que le gusta su compañero y rival en los múltiples entrenamientos, Bakugo.

Aunque pocos lo sepan, Tenya siempre estuvo de parte de los dos bandos, tanto chicas como chicos, mas pocos saben de estos gustos.

Si bien creía que la sexualidad de alguien no debe esconderse, tampoco debe mostrarse a todo el mundo. A nadie le interesa realmente eso y estaba mejor disfrutando en silencio.

¿Su familia lo sabía? Por supuesto que no. Nunca les había hablado de ellos y tampoco sabía cómo y cuando decírselo.

Algo que no sabe si deberia estar orgulloso o no; pero siempre sabe si Bakugo esta por los alrededores, o bueno, casi siempre.

Como no todos saben, el olor a la nitroglicerina no era precisamente olor a caramelo. Si no que era un olor a quemado.

Hoy era Martes, y como casi todos esos días entre semana, se levantaba más temprano para ayudar a los profesores.

Parecía que se avecinaba un evento, ya que toda esta papelería no era normal.

Estaba completamente solo en el salón, faltaban diez minutos antes de que sus compañeros lleguen, y veinte minutos para que empiecen las clases. Se había asegurado de que todo este impecable, desde las tizas, borrador, piso y sillas estuvieran bien acomodadas y listas para usarse. Estaba algo aburrido mientras acomodaba esos papeles en uno de los pupitres de adelante para tener más lugar.

Todo estaba en orden hasta que huele un pequeño olor a chamuscado. ¿Por qué estaba aquí tan temprano?

Al enterarse de su presencia no puede evitar tomar una mejor postura y mirarse en el reflejo de la ventana para ver cómo se veía. Todo en orden, ahora, tocaba hacerse el desinteresado. Porque vamos, hay que guardar la compostura.

Paciencia ꨄ︎ Where stories live. Discover now