Una segunda oportunidad

Extra 1: Athanasia y Giovanni.

Narra Athanasia.

— Puede repetirlo.

Me quedo viendo en trance al doctor frente a mí y lo escucho una vez más.

— Está embarazada.

“Debí venir con Giovanni. Ay por Dios, estoy embarazada”.

— ¿Esta… Completamente seguro? — pregunto mordiendo mi boca por dentro.

— Sí pero si quiere podemos hacer una ecografía.

Abro los ojos y niego.

— No, no.

Giovanni jamás me perdonaría perderse eso.

El doctor me deriva a una obstetra y agendo la hora para la próxima semana. Salgo del hospital y me subo al auto en trance todavía.

— Estoy embarazada — murmuro para mí misma.

Ay por Dios.

Llamo a Giovanni y espero que conteste rápido, lo hace al segundo tono.

— ¿Princesa?.

— Ve a casa lo más rápido que puedas — digo.

— ¿Todo bien? ¿Te paso algo a ti? ¿A Caden? ¿Quieres que vaya ahora? — pregunta rápido y preocupado.

Me rio un poco.

— No pero solo ve rápido. Te amo.

— Te amo — contesta.

Corto y me recargo en el asiento.

“¡Estoy embarazada!” pienso con una sonrisa.

Me toco la barriga y no hay nada todavía pero hay un bebé mío y de Giovanni aquí. Sonrío al imaginar la reacción de mi novio, estoy segura que entra en shock o llora.

Conduzco a la primaria de Caden y lo retiro antes. Mi niño viene con su mochila y una expresión confundida en su rostro.

— ¿Mamá?.

— Hola — y sonrío — tengo una noticia que darle a tu padre y a ti hijo.

Ladea su cabecita curioso.

— Ven.

Extiendo mi mano y él la toma. Llegamos al auto.

— Cariño, hace poco dijiste que querías un hermano — comienzo diciendo.

Abre sus ojos y noto el brillo en ellos.

— ¿Voy a tener uno? ¿Lo van a traer?.

Solo tiene 8 años así que jura que tener un bebé es cómo comprar un helado en el supermercado.

— Sí amor, vas a ser un hermano mayor.

— ¿Cómo el tío Blake?.

— Sip. ¿Te gusta la idea? — le pregunto con una sonrisa.

Sonríe y sus ojos azules se ven brillantes.

— ¡Sí!. Voy a ser el mejor hermano mayor del mundo mamá.

— No lo dudo amor.

Pongo a andar el auto y vamos al centro comercial.

•••~•••

— ¡Ya llegó! — grita mi hijo mientras corre hacia mí.

Un pequeño azabache llega a mi lado.

Escuchamos la puerta abrirse y mi corazón se acelera en cosa de segundos. Escucho pasos más cercanos y al fin veo a mi novio, deja su maletín al lado y nos queda mirando.