7. Tres bomberos suculentos

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Se callaron en cuanto llegué y al sentarme, los ojos de los tres se plantaron en mi pecho. Me felicité mentalmente, porque había cumplido con mi objetivo de provocarlos.

»Continuamos bebiendo y charlando cuando de repente sentí la mano de Mond posarse en mi rodilla, mientras hablaba como si nada. Su mano fue avanzando por mi muslo, peligrosamente. Le sonreí sin dejar de recordar lo bien que lo habíamos pasado antes e instintivamente separé las piernas para que su mano viajera avanzara hasta tocar mi paquete. Empezó a acariciarme y con cada movimiento yo me mojaba de nuevo y me ponía aún más cachondo de lo que ya estaba.

¡Cabrón!

Intenté quitar su mano con disimulo, pero fue inevitable que Off y Mew no se dieran cuenta de que la sacaba de entre mis piernas. Mond se rió divertido por mi apuro y por las caras alucinadas de los otros dos.

—¿La mesa o los dardos? —preguntó Mew de pronto, desviando la atención.

—Ambos. —respondieron los demás.

Me encogí de hombros y dije que nunca había lanzado un dardo, así que debíamos empezar por jugar billar, y ellos aceptaron. Después de un rato, cuando Mew obtuvo una rotunda victoria, dejamos los tacos en su lugar y nos colocamos frente a la diana.

—Es sencillo, ya verás. —Me dijo Off, con una sonrisa y asentí, sin palabras.

Me fueron indicando sobre cómo iba la cosa y finalmente ya estaba listo.

—¿Unas tijeras? —propuso Mew.

—No, hombre Gun aun no sabe jugar... —señaló Off.

—¿Qué es eso de las tijeras? —pregunté.

—Es una tontería... una especie de apuesta ridícula. —volvió a añadir Off.

—Ah, no... Yo soy muy competitivo y tengo dinero para apostar. —insistí.

—No es con dinero. —Se rió, Mew y terminó explicándome— si alguien pierde 2 rondas, los otros le cortan uno de los extremos de su ropa interior y si vuelve a perder, el nuevo corte en el otro extremo lo deja sin calzoncillos.

La idea me parecía súper morbosa y divertida por lo que no dudé en apresurarlos para empezar.

—¿Estás seguro? —preguntó Off.

—Totalmente —añadí arrebatándole los dardos de la mano.

Mi primer dardo dio fuera de la diana, todo un desastre. Pero Mew se ofreció a ayudarme. Ese hombre de cuerpo escultural, se colocó justo detrás de mí, haciéndome sentir su bulto en mi culo, su fornido pecho en mi espalda y sus manos fuertes sosteniendo mis antebrazos con sumo cuidado, mientras dejaba pegada su cabeza a la mía.

—Mira, Gun, tienes que soltar la muñeca y apuntar un poco más arriba del centro, relajar los hombros y lanzar... —me indicó, con una mano en mi cintura, demasiado cerca de mi culo y la otra acariciando mi brazo desde la muñeca hasta el hombro—. Será un tiro perfecto.

Esos tocamientos me encendían aún más, mi ropa interior seguía mojándose irremediablemente, pero la verdad es que su clase fue magistral, mi tiro casi da en el centro. Para el siguiente tiro su bulto, crecido considerablemente, parecía empalmado cuando se frotó contra mí.

Me giré agradeciendo por la buena puntuación que había conseguido gracias a él y lo abracé, pegándome a su pecho, quizá más de lo permitido, y confirmé que el bulto de su pantalón era una polla grande y en crecimiento.

Me pregunté: ¿follará tan bien como Mond?

Cuando fue el turno de Mew, falló estrepitosamente sacando la puntuación más baja de todos ante las risas de nuestros compañeros, claramente le había puesto nervioso. Entre Mond y Off, sostuvieron la cinturilla de su pantalón y sacaron por un costado el borde de sus boxers de color negro. Me entregaron una tijera y me concedieron el honor. Hice el primer corte.

En las siguientes tiradas fui quien perdió y Mond, ayudado por Mew, lograron sacar un extremo de mi slip tipo tanga por encima de la cinturilla del pantalón y Off, sin dejar de mirarme a los ojos hizo el corte. Me puse nervioso y lamentablemente, perdí las dos siguientes rondas. Esta vez Off metió la mano por el costado, sacó la tira de mi tanga por arriba y Mew la cortó, tirando de la prenda que salió por encima sin dificultad.

¡Joder!

—Me quedo con el trofeo —dijo el muy cabrón de Mew, con mi tanga empapada entre sus manos, y luego se la metió en el bolsillo de su pantalón.

Yo le sonreí.

Los chicos se ponían tan cachondos como yo, cuanto más avanzaba la hora, por momentos "sus tiendas de campaña" bajo sus pantalones, eran imposibles de ocultar.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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Fuego en el corazón - OffGun 🔥 (+18) - HP8Where stories live. Discover now