••°Tρία°••

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La mañana siguiente fue un inicio raro, no en el mal sentido, sino porque todo se sentía de cierta forma en su lugar.
No habían tenido conversación alguna, como habían planeado el día anterior, Louis ni siquiera despertó lo suficientemente rápido para eso, pero igual se mantuvo al alba.

Ahora, mientras miraba al techo, mullido entre las suaves sábanas de la enorme cama no podía evitar pensar qué demonios se supone que debería hacer al levantarse.
Al parecer no tendría que pensarlo mucho.

La puerta chocando contra la pared le hizo dar un brinco que casi lo tiró de la cama. Al instante miró asustado en dirección de la entrada, solo para encontrar a una muy sonriente princesa. Se preguntaba si no le dolerían las mejillas por sonreír tanto.

—Uh... ¿hola? —murmuró, aunque ojalá ella haya oído algo. Al parecer sí, porque sonrió más.

—Oh dios, hoy comienzas con esto. Sé que debería estar pidiendo disculpas por toda mi familia y la mierda que es todo esto, pero —acotó, mientras movía las manos— estás a mi cargo. Te voy a enseñar tantas cosas ¡la pasaremos genial! —chilló.

Louis parpadeó un par de veces a conjunto con su omega, sorprendidos.
Ella lo miraba expectante, por lo que se vio obligado a sonreír aunque sea un poco.

—¿Qué aprenderé exactamente? Se que la etiqueta es clave, pero... tu cara me dice que no será solo eso.

—Y estás en lo correcto, pero primero —cerró la puerta y se dirigió a su armario, dejando ver todas las prendas a su máximo esplendor. No sabía si era él, pero se veía más ropa que cuando se durmió el día anterior—. Veamos, esto es muy anticuado —empujó lo que parecía un traje, al fondo—, esto es para fiesta... muy atrevido, demasiado del clero —tarareó— Uh, mira este —volteó hacia él con un traje en brazos— te quedará perfecto para un primer día. ¿Qué opinas?

—No sabía que tenía voto —jugueteó, solo para recibir una sonrisa más pequeña y amable.

—Lo tienes, desde siempre —hizo una seña cuando quiso objetar—, no tuve tiempo de hablar contigo ayer, sé que fueron muchas cosas y yo suelo emocionarme con casi todo, pero tienes voto. Así como yo tengo la intención de hacer que luzcas bonito en tu primer día aquí —se acercó a él y colocó el traje en la cama para después tocar un poco la piel bajo sus ojos—, tienes la piel delicada, pero podemos solucionarlo, ¿has descansado bien?

—Mucho, debo decirlo. No creí estar tan cansado —admitió.

Kallistê sonrió, tomando asiento en un espacio de la cama.

—Sé que Harry te dio esta plática ayer, pero creénos cuando te decimos que estarás bien aquí, probablemente se vengan algunas cosas con el juzgado, pero no es nada de lo que mi padre deba preocuparse, esos ancianos bailan al ver oro —rodó los ojos—, pero en verdad, quitando eso, todo lo demás será muy sencillo, más si me tienes a mi como instructora -suspiró con dramatismo.

—Gracias... en verdad —sonrió, Kallistê dejó su postura anterior y asintió.

—No es nada, ahora, hay que arreglarte, tenemos un día repleto para empezar. Anda a ducharte, iré a despertar a tu nana —sonrió de nuevo, de esa forma que lo hacía pensar si en verdad era una princesa.

—Sin sustos.

—Sin sustos, claro —guiñó—, no tardo.

Cuando desapareció por la puerta, Louis decidió ir a la ducha. No sabía si tendría que asustarse por ver la bañera lista o agradecer, no tenía idea a que hora la habían preparado.
Esta se encontraba junto a una gran ventana que dejaba entrar los alegres rayos del sol, se solo imaginar que el agua no estaría helada como en su casa, le temblaba el cuerpo de emoción. Se apresuró a despojarse de la ropa y se metió con un suspiro gustoso.

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⏰ Last updated: Dec 23, 2022 ⏰

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𝓐𝓶𝓪𝓭𝓸 𝓶𝓲𝓸𝑒 [L.S]Where stories live. Discover now