Naruto: el último Jinchūriki (Libro 3)

COMETA INDRA, PARTE II: LOS VIEJOS MAESTROS

—Espera, tengo otra idea. Solo existe una persona más que nos ayudaría a enfrentar al Daimyō del Fuego. Volveré con algo que tenga su aroma —decía Sasuke.

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—¿Quién te viera? Icha-Icha Paradise. Eres todo un pervertido —decía de forma burlona, Sai.

—No es mío. Es de mi tío. Se la pasaba leyendo esto por horas.

—Te dije que era un pervertido. Bueno linda, haz lo tuyo.

Al decir eso, la bestia de cinco colas empezó a oler el libro e inmediatamente empezó a detectar el olor. Así que todos empezaron a seguir a la bestia.

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Habían recorrido por horas hasta que al fin llegaron as un punto en específico.

—¿Vamos a Iwagakure?

—Tu tío está detrás de estos muros. Mi Kokuō está muy nerviosa, no puede estar lejos. Buena suerte, guapo. Lástima que ya estés atado. ¡Hyaaa! — y diciendo eso, Mei partió de ahí.

—Tsk. Ha sido un largo día. Acampemos y comenzaremos a buscar al amanecer —indicaba Sasuke a los demás.

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Más al rato, los demás dormían en sus respectivas tiendas. Sakura estaba acostada sobre el pecho de Sasuke, ambos estaban preocupados por la situación.

—No puedes dormir tampoco.

—No, Sasuke-kun. Realmente me preocupa Naruto. Espero que no haya cometido una tontería por lo que pasó porque me sentiría culpable.

—Oye, no fue tu culpa de esto. Sé que no fue la mejor manera de enterarse, aunque sigo sin saber cómo lo supo, pero no es tu culpa, Sakura. Él está bien. Es un dobe, pero es muy fuerte. Ya verás que estará con nosotros pronto.

—De acuerdo, cariño. ¿Y tú por qué no puedes dormri? ¿Es por tu tío?

—Hmp. Me conoces bien. Temo que no quiera... que no quiera perdonarme.

—Eso no pasará. Él te ama. Y se sentirá muy orgulloso en el hombre que te has convertido. Así como yo lo estoy de ti.

—A veces siento que no te merezco. Eres tan buena —y diciendo eso, la empezó a besar en esos labios que lo tenían cautivo.

—Te amo, Sasuke-kun —dijo Sakura con un brillo en sus ojos, que el corazón de Sasuke palpitó a mil por hora.

—Sakura...yo... yo también te...

—¿Eh? ¿Qué es ese sonido? —preguntó Sakura al escuchar unos gemidos.

—Oh, no me digas que es el tonto de tu primo con la Yamanaka.

—No, no se escucha así —dijo algo sonrojada la pelirrosa —. Más bien se escucha como si alguien estuviera llorando. Iré a ver, creo que es Hinata.

—No, no me dejes, justo cuando iba a comenzar nuestra diversión.

—¡Sasuke!

—Ja, ja, ja. Solo bromeo, cerezo.

—Más te vale. Ahorita regreso.

—No te tardes, ya que no puedo dormir si no estás conmigo.

—Aww, eso es muy tierno, cariño. No tardo —dijo Sakura al momento de salir de la tienda en busca de su amiga.

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Naruto seguía caminando tratando de descubrir en dónde estaba. Pero en eso llegó a un parte donde estaban varios círculos, con forma de espirales.