22. Ex

187 10 15
                                    

...

Estaba molesto con mi padre por enviarme a realizar su trabajo e ir a esa empresa que por mucho que me doliera era la mejor compradora de telas que teníamos, así que tenía que asistir sí o sí.

Listo para entrar a esa empresa no estaba, pero ya estaba frente a ella, tomando un poco de aire y con cero de ganas de estar allí, entre para encontrarme con una recepción bastante preciosa, ventanales grandes, varias macetas con una diversidad de plantas tanto verdes como de colores desde los más sencillos hasta los más exóticos y vibrantes. Las paredes eran de un color crema bastante precioso y digno de ser una empresa de gran estatus, el escritorio de la recepcionista era de un intenso color café caoba y detrás de ese escritorio estaba una muchacha bastante guapa.

Me acerque al escritorio y estando frente a la chica aclare mi garganta para hacer mi voz más seductora que antes.

—Buenas tardes, señorita. Tengo cita con el señor Suzuki.

—Claro, su nombre por favor

—Vengo en representación de Alessandro Laureani. Ezra Laureani para servirte, preciosa

La chica se sonrojo levemente, estaba dispuesto a obtener su número telefónico, pero ella me hizo pasar rápidamente a la oficina del señor Suzuki.

Camine por el extenso pasillo hasta dar con puerta de roble oscuro, toque la puerta por neta cortesía y una voz masculina suave, pero a su vez delicada me dio un ligero adelante.

Entre a la oficina un poco extrañado por la voz que me dejo pasar, entonces lo vi después de seis años. Reconocería esos cabellos rubios a donde quiera que fuera, ya que eran únicos, de la misma forma reconocería esa tez pálida con ligeros tonos rosas.

Estaba sentado en el escritorio principal de esa gran oficina iluminada por unos inmensos ventanales, se veía bellísimo a la luz natural. Pero note que había cambiado a simple vista, su cabello era algo largo estaba sostenido por una media coleta con moñito de color negro. Seguía conservando parte del Tobio que conocí en preparatoria, su mirada estaba centrada en un par de papeles, en su mano derecha tenía una marca textos de color celeste, al igual que en el escritorio había otros de varios colores. Me aclare la garganta lo suficientemente fuerte para que alzara su vista de esos papeles que me arrebataban el verle esos hermosos ojos chocolate.

Sus ojos mostraron sorpresa y vaya que realmente me seguían fascinando sus ojos, por lo expresivos y brillantes que eran, aunque yo mismo le arrebate el brillo hace seis años atrás y ahora se veían más brillos que antes.

—Tanto tiempo sin verte, Dolcezza

—Buenas tardes, Ezra, ¿Qué es lo que deseas?

—Fiorellino, ¿por qué tan agresivo? Recuerdo que antes eras un terroncito de azúcar

—Te pido por favor que te dirijas a mi por mi nombre o apellido, Laureani.

Se había vuelto bastante pasivo agresivo, tal como me gustan las personas difíciles de conquistar y sobre todo difíciles de convencer de todo.

—Entonces ya no soy tu muffin

—Ya pasaron seis años de eso, te pido por favor que te retires si solo vienes a eso

—Tranquilo dolcezza, vengo a ver al señor Suzuki, pero veo que no está así que no estaría mal revivir algo de hace seis años mientras él no esta

Me acerque al escritorio lo suficiente para modo de tomarle su mentón el cual seguía siendo igual de fino que el resto de sus facciones, lo que no me esperaba fue que me zumbaran los oídos por tremenda cachetada que me dio Tobio. Realmente nunca pensé que tuviera tal fuerza para hacerme eso.

Teach MeWhere stories live. Discover now