17. Ya basta

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TOBIO

Hoy era un día especial e importante para mi y para mi papi.

Hoy cumplíamos dos años de vivir juntos, pero hoy para desgracia tenía que ir a clases, aun así, eso no impediría que quisiera celebrar con mi papi.

Me levante de la cama al no sentir a mi papi en su lado de la cama, busque con la mirada a mi novio por toda la habitación, pero no lo encontré, decidí buscarlo en el baño tampoco estaba, así que decidí bajar a buscarlo hasta que escuche la voz tan calmada de mi papi en la cocina, así que camine hasta donde escuche su voz, lo vi haciendo algo que no que era, tampoco estaba interesado en saberlo. Simplemente fui a abrazar a mi papi, la espalda de mi papi era tan fuerte y reconfortante que me causaba mucha confianza, su calor corporal era lo suficientemente bueno que me adormecía de nuevo.

—Cariño, ¿Pasa algo?

—Quiero quedarme todo el día contigo en casa

—Lo sé ángel, pero tienes clases y no voy a permitir que faltes a clases, a menos que estés enfermo o no podamos salir de clase por algo de fuerza mayor.

Ayude a papi a servir nuestro desayuno, mientras me daba mimos en mi cabello, el cual por cierto estaba un poquito más largo de lo usual, fácilmente podía hacer una mini colita con mi cabello.

Al termino de nuestro desayuno, papi me ayudo a vestirme. Me encantaba ver la dedicación con la que mi novio podía hacer las cosas cuando se trataba de mí. Estaba tan feliz de estar con él, me hacia sentir magnifico y especial. Trate de buscar una manera de peinar mi cabello hasta que opte por hacer una colita para evitar que se metiera en mis oídos el cabello.

Como todos los días mi papi me dejo frente a la facultad, aunque yo sabía conducir porque papi me había enseñado, prefería mil veces que papi me dejara en la facultad y solamente cuando él no estaba tomaba el auto que compro especialmente para mí, le di un beso, estaba tan contento de que nadie entendía mi felicidad, tampoco quería que entendieran que yo era feliz.

Estaba en mi clase final antes de irme al club de esgrima, Vanyusha estaba hablando conmigo, sobre un proyecto que no entendió en lo absoluto, yo le explicaba con calma todo, si había algo que amaba aparte de Ethan, era mi carrera.

El club de esgrima me ayudaba a desestresarme de todo coraje que hubiera hecho antes de ir allí, luego de darle la victoria en los últimos seis torneos de esgrima me nombraron el capital del equipo, aunque sinceramente no se me da muy bien hacer algunas cosas como tratar de alentar al equipo, desgraciadamente soy mucho mejor acatando ordenes que dándolas.

Todo mi día estaba siendo maravilloso, hasta me quede esperando a mi novio junto con Conan y otros miembros del equipo, nuestra conversación era muy tranquila y cómoda. Hasta que a cierta distancia vi un Hyundai ioniq, conocía ese auto donde quiera que lo viera. No podía creerlo, mi padre estaba aquí, trate de tranquilizarme un poco ya que mi padre solía hacer "obras de caridad", aunque todas las obras de caridad que hacia eran solo para mantener una postura muy firme de que estaba haciendo algo de forma desinteresada, pero no era así simplemente lo hacía para mantener su estatus social. Seguí hablando con mis compañeros, hasta que escuché la voz que tanto terror me había causado durante años, el miedo recorría cada parte de mi ser.

—Quinn, ha pasado un tiempo desde la ultima vez que te vi.

Trague saliva antes de darme la vuelta para verlo, tenia cuatro años sin verlo, me gire a verlo, seguía siendo el mismo hombre que vi por ultima vez hace cuatro años, cabellos rubios pulcramente peinados, ojos grises tan fríos e inexpresivos, rostro completamente inexpresivo, a pesar de todo me seguía causando terror.

Teach MeWhere stories live. Discover now