— ¿Dónde está Alex?
— Se encerró en su cuarto. Trata de componer algo bueno, otra vez.
— Ay... Ojalá lo haga pronto, la comida ya está servida.
Mientras en el cuarto del susodicho...
— ¡Mierda! Nada aún ¿Por qué es tan difícil? —exclamó Alex en un bajo tono para no llamar demasiado la atención.
— Ay ¿Cómo lo hacen los grandes músicos? Es como si cada cosa que sale de sus mentes fueran obras de arte. Y a mi, por otro lado, no se me ocurre ni una línea.
— ¡Alex! ¡La Comida!
— Supongo que es hora de salir.
Luego de almorzar y hablar de su desastroso futuro como músico con su familia, Alex se dirigió al club de música. Era viernes después de todo. Allí se encontraban sus mejores amigos (los únicos, a decir verdad).
— ¡Llegas tarde, Alex! —expresó con una furia notable la presidenta del club.
— ¡Lo siento mucho, Liz!
— Es presidenta.
Antes de que pudiera explicar nada uno de sus compañeros se acercó.
— No me digas que sigues con tu proyecto secreto, esa basura no verá la luz —soltó con evidentes ánimos de burla.
— Incluso si la terminara, dudo que llegue a ser algo destacable, siquiera —intervino otra miembro.
Alex agachó la cabeza mientras todas las cinco personas a su alrededor se reían inconteniblemente.
— ¡Ya basta! —interrumpió la presidenta—. Alex, se cuanto quieres darte a conocer, pero tienes que concentrarte en el concierto, es importante para todos aquí ¿Lo entiendes?
— S-Sí, presidenta –murmuró Alex aún con la cabeza baja.
— Eso bastará ¡A ensayar, señoras y señores! ¡No hay tiempo que perder!
Luego de dos horas de intenso ensayo y error, siendo más error que ensayo, todos estaban listos para irse a sus casas.
— Repasen las notas en casa, gente. Recuerden que el concierto está respirándonos en la nuca.
— ¡Si, presidenta! —exclamaron todos en el salón.
Todos salieron de la habitación uno a uno, cargando los pesados instrumentos. El lugar se quedó en completo silencio. Alex estaba apunto de salir cuando una de sus compañeras se le acercó por detrás.
— ¿Alex?
— ¡Oh! Maya. Creí que habías salido junto a los otros —expresó Alex con algo de sorpresa mientras se volteaba.
— Es que tenía algo que hablar contigo.
— Mira, se que hoy no estuve en mi mejor forma pero creeme que realmente estoy comprom-
— M-Me gustas, Alex —lo interrumpió la chica.
Ambos se quedaron en silencio unos buenos segundos, mirándose de forma evidentemente incómoda. Sumado al silencio de la habitación, el mundo parecía haberse congelado.
— ... ¿Que? —rompió Alex el silencio.
— S-Sí, desde hace mucho. Digo, e-eres muy lindo y admiro mucho tu pasión por la música.
— ¿Aún sin ser bueno en ella? —preguntó mientras su rostro se convertía poco a poco en un lindo tomate.
— Mjm... —murmuró la muchacha mientras asentía torpemente con la cabeza.
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Esa "Horrible" Canción
Short StoryEstancado, entre la falta de inspiración y el miedo al fracaso, Alex intenta abrirse paso en el mundo de la música mientras lidia con lo que quiere su corazón y lo que evita su mente.