La oscuridad bajo el mar (Nico di Angelo)

1.- El comienzo

Xxx: Señorita... !Señorita! - golpearon mi pupitre con un libro haciendo que me sobresalte, parpadeo varias veces antes de contemplar a la profesora Telesco en frente de mi con una mirada furiosa.

- Si se esta durmiendo en mi clase es porque supongo que sabe demasiado sobre la mitología griega y romana, ¿puede decirme el nombre del dios de la guerra?

Esto era un desastre, tan solo había cerrado mis ojos por un momento y me había quedado dormida; gracias pesadillas, no había podido dormir bien durante algunos días. No conocía absolutamente nada acerca de esa mitología, bueno, sabia algunas cosas pero todo estaba revuelto en mi cabeza.

- Es... ¿Hades? - respondo dudosa de mi respuesta.

- Ares - responde ella como si la hubiera insultado - ¿su nombre romano? - siguió con la masacre.

- ¿Mercurio? - estaba casi segura que ese era el nombre.

- Marte - casi, no era mi culpa que los nombre se parecieran - por lo visto su compañera me ha dejado claro que no han entendido bien esta mitología así que harán un ensayo de 5 paginas como mínimo y tendremos un examen sobre el tema el lunes a primera hora, con preguntas abiertas.

Todos se quejaron y renegaron, me observaban con miradas asesinas.

- No es necesario que castigue a todos por algo que solamente yo no supe - quise hacerme la heroína pero todo salio muy diferente a como esperaba.

- ¿Piensa usted que es un castigo poner atención y aprender? Cancelen sus planes de este fin de semana - dijo para todos dirigiéndose a su escritorio - porque se la pasaran en el museo metropolitano de arte para hacer su ensayo, el cual valdrá la mitad de su examen final, leeré todos los trabajos.

No sabia que el enojo de mis compañeros podía aumentar hasta que dijo eso y todos voltearon a verme con desprecio.

- ¿Cual es su nombre?

Genial, lo que me faltaba, me había impuesto un castigo terrible, me había mandado a la horca con mis compañeros y ni si quiera se sabia mi nombre.

- Liana García - conteste a regañadientes.

- Muy bien, señorita García, espero que la próxima se lo piense dos veces antes de dormirse en mi clase. Pueden irse.

Salí corriendo antes de que mis compañeros comenzaran a atacarme con insultos, lo cual seria extraño ya que no suelo estar dentro del radar de visibilidad de nadie.

Gracias al cielo que esa fue la ultima clase del ultimo día de la semana de colegio.

Cuando llegué a mi casa no me sorprendí que estuviera sola, me fui a mi habitación y me recosté en la cama, estaba muy cansada, durante los últimos días e inclusive semanas no había podido dormir muy bien, esta pesadilla siempre rondaba por mi cabeza. Se trataba de un sonido hilarante, como cuando algo filoso es arrastrado por algún metal, decía palabras, era obvio que era la voz de alguien hablándome pero por mas que me esforzaba por saber lo que decía no entendía nada. Una vez me desperté sudando por todo el cuerpo y de una de mis orejas brotaba sangre, eso no era bueno; en mi sueño nunca había oscuridad, al contrario, todo brillaba y ardía como el mismísimo sol.

- ¡Liana! - escuche gritos de fuera de mi habitación al mismo tiempo que alguien tocaba la puerta, la abrí y frente a mi se encontraba un niño de 10 años, cabello castaño claro y ojos verdes. Mi hermanastro, pero eso no implicaba que lo quisiera menos aunque era bastante molesto cuando se lo proponía.

- ¿Que sucede, Mike?

-¿Podemos pedir pizza?

- Claro, ¿mamá llegara tarde? - el entraba más tarde al colegio así que podía contestarme perfectamente esa pregunta.