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Tenía puesta una camiseta roja, unos shorts negros y unos zapatos negros. Estaba yendo hacia al hospital, pero antes pensé en entrar en una tienda para comprarle algo a mi hermana.

Cuando por fin encontré una tienda entré. Estaba viendo las cosas. Chocolates, juguetes, perfumes, libros. Había de todo. Decidí comprarle unos chocolates.

Fui a la sección de chocolates y ¿Adivinen que?

Ja

Ja

Ja

Me encontré a ese tal Dabi, si, el ladrón ese. El chico tenía una mochila gris grande, y se estaba robando una caja de bombones. Vi como metía la caja rápidamente en su mochila.

El otro no se dió cuenta de mi presencia.

—Vaya, vaya. ¿En serio?— el muchacho dirigió su mirada hacia mi.

—Hola, otra vez.— me saludó.

—Te acabo de ver robar. En frente de mi cara.— dije y el otro se rió en bajo.

—Shhh, será mejor que no digas nada.— ¿Me estaba amenazando?

—¿Perdón? ¿Esa fue una amenaza?—

—Tal vez.— respondió sonriendo. —Chao chao enano.— se despidió removiendo mi pelo.

Vi como se acercaba hacia la salida, despidiéndose del cajero.

Madre mía. Sinceramente no sé qué decir.

Pero bueno, mejor me compraré esta caja de chocolates. Y la pagaré como una persona normal.

Y ahora estoy de camino al hospital. Un enfermera muy amable me guio hacia la habitación.

—¡Buenaaaas! ¿Como está mi hermana favoritaaaa?— dije entrando por la puerta.

—Bien. Mañana me dan de alta.— responde mi hermana.

—Que bien, ¡Hola mami hermosa divina preciosa!— mi madre me sonríe y la abrazo.

Me separo del abrazo y después le enseñó la caja de chocolates a mi hermana.

—Tachaaan, ¿Te gusta?— mi hermana sonrió y le di la caja.

—¡Wow! ¡Muchas gracias hermanito!—

—De nada.—

Estuvimos un rato hablando. Los tres reíamos, contábamos chismes. Pensé en decirles lo del ladrón pero después me negué. Pues mi madre me haría muchas preguntas super preocupada, cosa que no quiero que pase, tampoco la quiero preocupar.

En fin, después de tres horas, más o menos, me fui pa la casa. Todavía vivo con mi madre, mi hermana también vive con nosotros.

Estoy ahorrando para alquilarme un departamento. Trabajo en una cafetería y debo decir que me pagan bien.

El caso, miré la hora y... ¡OH DIOS! ¡Llegaré tarde al trabajo!

Voy corriendo hacia la cafetería y después de unos 15 minutos estoy ahí.

—Tenko, llegas tarde.— dice mi jefe. Kai Chisaki. Un hombre de tan solo veintinueve años. Me estaba mirando con una cara seria.

—P-perdón, es que, estaba de, hay dios mío, espere que no puedo respirar.— dije algo cansado y entrecortado. Dios, nunca había corrido tanto.

Kai se dio un manotazo en la frente mientras negaba con la cabeza.

—Ay, perdón eh, es que estaba de visita en el hospital, pues mi hermana fue atropellada hace dos días.— dije después de recuperar la compostura.

¡Ladrón! Where stories live. Discover now