Ella es Freya, una chica confundida que se encontrará con un grupo, el cual con el tiempo se irá convirtiendo en su familia, o algo parecido...
Será un viaje que realizarán todos juntos hasta California, un largo camino... en el que puede pasar de t...
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La flamante camioneta se detuvo originando una nube de polvo.
Una vez disipado vieron cómo su objetivo se encontraba custodiado por una serie de zetas.
Permanecían de pie dando tumbos impasibles, mirando fijamente la puerta de una caseta en mitad de unas instalaciones desoladas.
Les costó encontrar la forma de entrar, pero cuando el grupo consiguió acceder tras tenerse que abrazar al incordio denominado Alvin Murphy procedieron a subir al ascensor visualmente inestable que descendió unas plantas por debajo del suelo.
Desde fuera no era la gran cosa, pero debajo se escondía toda una instalación en la que sus trabajadores vieron días mejores.
Los que no fueron convertidos yacían esparcidos por todos lados después de haberse suicidado para salir de esa pesadilla.
La luz escaseaba, solo permanecían encendidas las de emergencia, desde un punto objetivo daba muy mal royo.
-No parece estar operativo. - mencionó la sargento escaneando los pasillos.
-Ese grupo de zombis... busca algo aquí dentro. - comentó Cassandra, la actitud pasiva de los zetas de arriba no era normal.
Casi le parecía similar al momento que vivió junto a Freya, ese del que ella no se dio cuenta supuestamente.
-Sí, ¿pero el qué?
-Lo que buscan siempre: cerebros. - respondió Doc con simpleza.
-No - negó Murphy para descuadrárles mas aún -. Esta vez es diferente. Aquí dentro hay algo que les atrae como un imán. Puedo sentirlo.
Con esas inquietantes palabras Warren cogió la tarjeta de identificación de un cadáver y procedió a pasarlo por el panel de las puertas de cristal.
Fueron pasando dentro y allí encontraron a un grupo de personas sentados al rededor de una mesa redonda compartiendo lo que una vez fue un gran día de celebración para uno de ellos.
