Capitulo 28 - Las Creadoras vs la creación - Parte final

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«Es el momento, Siri. Debes cumplir tu parte, hoy, mañana e incluso milenios hacia el futuro, recuerda que nosotros te hemos preparado para una la última victoria y que todo sacrificio será válido para ello —Sus voces resonaron en mis pensamientos—. Sea hoy o en mil años, volveremos a encontrarnos»

—Rirbah —proclamé, elevé los brazos y por encima de nuestras cabezas estelas doradas brillaron, provenían del bosque. Los amurabis abandonaron los cuerpos, se alzaron para convertirse en ese lumínico ser, lo más bello que habíamos visto, danzaron sobre nuestras cabezas, y al final, todos se reunieron en mí—. ¡Aes zul!

Sin dar mayor explicación, corrí hacia el arco, y agité la espada en un haz de viento que hirió a aquello que apenas cobraba forma. Gimió, gritó, se retorció entre la niebla que le cubría. Zoran retuvo a Galael, quien apenas comprendía que pasaba. Solo nosotros entendíamos el plan que se había trazado, y entonces, ella se mostró, detrás nuestro: Vida.

—Lo que pretendas no funcionará —dijo y caminó lentamente hasta mí—. ¿Qué te han dicho los hijos de Orobel? Lo que fuera, ha sido una malversación de la realidad.

—Creía que lo sabías todo, ¿no has visto ya todo los tiempos? —interrumpí—. ¿O es acaso, que eso también era una mentira?

—Yabel mío, mi único deseo es proteger a mis hijos, pero parece ser que insisten en darme razones para aniquilar todo —En su tono de voz noté la otra presencia: La Creadora—. No nos obliguen a ello.

—Explícame, ¿qué son?

—Creía que ellos te lo habrían dicho ya.

—Quiero escucharlo de tu boca, ¿es ella peor que tú? —Apunté con el Jaats al bosque—. Explica, ¿por qué le temes tanto? No retenías aquí a Mirthrim o los yorubas, sino a ella, a esa fuerza: el caos. Aquí, frente a todos, ¡Explícate! ¡Sí eres un Dios, ¿por qué temes?!

Vida se movió como un suspiró, silenciosa y ágil. En milésimas de segundos había atravesado el campo, y estaba justo frente a mí, todo transcurría en lentitud, sus manos se posaron sobre mis mejillas, hervían. Me miró con esos ojos que devoraban todo, el universo mismo. De no haber sido por el poder que me habían conferido los amurabis, jamás podría haber evitado su influencia, cerré los ojos, me moví e intenté golpear su estómago, se hizo polvo, se desintegró entre viento en cúmulo de hojas.

—No estoy sola —dije cuando reapareció a unos metros, ellos están dentro de mí.

—Entiendo, es por ello que cuesta predecir tus movimientos, interfieren con mi visión. ¡ Oh hija mía! ¡No tienes idea de lo qué has hecho! Me duele esta traición, Siri, pero ni siquiera así podrás destruirme, he visto ya mi muerte, y aunque temo será por la propia mano de mis hijos, no será precisamente la tuya...

—Quizás no pueda matarte hoy, pero al menos si dejarte en el letargo el tiempo suficiente para saber cómo acabar contigo...

Una estruendosa risa escapó de la boca de Vida, seguida de otra voz que provenía de la misma boca, y por último de aquello que intentaba escapar del bosque, tres entes unían su voz en una burla. Más que sentirme avergonzada, tuve miedo de aquello.

—¿Entiendes lo peligroso que ello sería?

—Explicanos a todos, ¿quiénes son ustedes? —Insistí. Vida movió la cabeza como lo haría un niño curioso—. Si logras convencerme dejaré todo aquí, sino, acabaré contigo y con Ragoh.

—Los hijos hacen preguntas, para cuyas respuestas aún no están listos.

—Los padres creen equivocadamente que somos suyos, cuando ya no más.

La Bruja del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora