34.- Amar es libertad

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Carlos no suponía que Martín se encontraba en casa de los Montero, donde Daniel le mostraba al doncel ojicafé la recámara de huéspedes que ocuparía.

Daniel: siéntete como en tu casa, Martín... cualquier cosa que necesites, solo dímela...

Sentándose en la cama que dormiría, el ojicafé agradeció: muchas gracias por recibirme en tu casa, Dani y también gracias a tu papá por aceptar quedarme, al menos en lo que decido qué hacer... te prometo que no los molestaré mucho tiempo...

El ojiavellana se sentó al lado de Martín diciéndole: puedes quedarte todo el tiempo que quieras... no te preocupes y no te sientas incómodo... es más, a mí me da mucho gusto que estés aquí... con mi papá todo el tiempo en el hospital, siempre me sentí muy solo... hubiera deseado tener un hermano...

Martín: a mí también me habría gustado tener hermanos... pero de cualquier forma, no quiero abusar de su hospitalidad y pronto buscaré a dónde irme, pero no puede ser a la casa que vivía con mi abuela, porque ahí Carlos me encontraría muy fácilmente...

Daniel: es que tampoco puedes vivir escondiéndote de Carlos... entiendo que en estos momentos no quieras verlo, pero tarde o temprano tendrás que darle la cara... recuerda que además de estar casados, estás esperando un hijo de él y ese niño es un lazo que los atará toda la vida...

Martín: es precisamente por mi hijo que no sé qué hacer... no sé si perdonar nuevamente a Carlos, si creer otra vez en sus palabras... le he perdonado tanto que ya no sé si es "correcto" perdonarlo una vez más...

Daniel contestó evocando las palabras de Julián: a veces lo "correcto" no siempre es lo más "justo" y eso se debe a que lo correcto siempre responde a la razón y lo justo responde a los mandatos de nuestro corazón... ¿qué dice tu corazón, Martín?

Tras dudarlo unos segundos, el ojicafé expresó: mi corazón está muy confundido... una parte me dice que Carlos ha cambiado y me quiere, pero la otra me dice que Carlos sigue siendo el mismo semental que tanto daño me hizo... creo que no podré perdonarlo hasta que me demuestre que realmente ha cambiado...

Daniel: pues entonces, tómate tú tiempo y medítalo bien... no tomes decisiones apresuradas... lo que sí te digo es que hagas lo que tu corazón te dicta, yo hoy seguí a mi corazón y por eso retiré los cargos contra Mauro, claro, eso no significa que piense volver con él, porque precisamente mi corazón me dice que mi lugar ya no está junto a Mauro...

Martín cuestionó: ¿estás seguro, Dani? ¿acaso ya no amas a Mauro?

Daniel: por supuesto que lo sigo amando, pero él a mí no, por eso no está dispuesto a cambiar... para Mauro es más importante reclamar su herencia y yo no soy el doncel que necesita para cumplir con las cláusulas del testamento... yo tengo otros sueños, otras metas y solo separándome de Mauro podré cumplirlas...

Martín: ¿a qué sueños te refieres?

Daniel respondió sonriendo: quiero ser bailarín de ballet profesional... por mi obsesión con Mauro, me olvidé de mis sueños, pero aún estoy a tiempo de retomarlos... en cuanto me divorcie, me iré a la capital del país para estudiar en una gran academia de baile y lucharé por mi sueño...

Martín vio cómo se iluminaban los ojos de Daniel, por lo que comentó: me gustaría tanto ser como tú... tener el valor y la fuerza para dejar todo atrás y comenzar de nuevo...

Los SementalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora