Machistas, lujuriosos, atractivos e infieles, así son los sementales... tres hermanos ricos y guapos que no conocen el amor, sólo la pasión.
*Novela BL/Mpreg
*Esta es una historia con temas muy fuertes, lenguaje vulgar y alto contenido sexual.
Si er...
ES DOMINGO Y PARA CERRAR BIEN LA SEMANA, AQUÍ ESTÁ EL NUEVO CAPÍTULO DE "LOS SEMENTALES".
RECUERDEN QUE PARA MÁS ACTUALIZACIONES, SÓLO HAY QUE DARLE ESTRELLA AL CAPÍTULO Y COMENTAR.
¡DISFRÚTENLO! 🤠🤠🤠
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"Más que decirte algo, lo que quiero es hacerte una pregunta".
Desde hace varios días, una duda atormentaba el corazón de Martín, la duda de saber qué era lo que Carlos sentía realmente por él... ¿era amor u obsesión?
Con el viento soplando con gran fuerza y de pie sobre una colina, parecía que este era el momento propicio para que Carlos y Martín desnudaran su corazón.
Carlos: muy bien, hazla... te escucho...
El barbado miraba fijamente a Martín esperando la pregunta, entonces los labios del doncel comenzaron a abrirse.
Martín: lo-lo que quiero saber es si tú...
Un estruendoso trueno, acompañado de un destellante relámpago, interrumpió las palabras del castaño, quien asustado por el retumbar del cielo, se refugió en los fuertes brazos del ojiverde como un acto reflejo.
Carlos no pudo evitar sonreír al ver a Martín asustado: ¿te espantan los rayos?
Apenado, el doncel se apartó diciendo: n-no, no les tengo miedo, es solo que me tomó desprevenido...
Carlos: se avecina una gran tormenta, parece que tendremos que dejar esta plática para otra ocasión... regresemos de una vez al rancho, antes que la lluvia nos agarre...
El semental caminó hacia su caballo, pero Martín no se movió... el doncel quería despejar sus dudas de una vez... la incertidumbre le resultaba insoportable.
Al ver que Martín se quedó parado sin moverse, Carlos se acercó al ojicafé diciéndole: ¿qué pasa? hay que apurarnos porque estamos a cielo abierto y no quiero que te mojes, la lluvia puede hacerte mal...
Martín: es que... quiero preguntarte si tú...
Goterones comenzaron a caer anunciando que el cielo estaba por descargar su llanto sobre San Benito.
Carlos interrumpió tomando de la mano a Martín: ya no hay tiempo... hablamos en el rancho, vámonos...
El castaño solo sintió cómo era elevado por los aires para segundos después estar montado sobre el caballo y detrás de él, Carlos jalando las riendas.
