Rick Riley

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Cuando entre al comedor esperaba encontrarme con el delicioso plato de lasaña pero en su lugar me encontré con Rick Riley y quien parecía ser su padre compartiendo risas con la traidora de mi madre.

-¿Qué está haciendo el aquí?- le pregunte con disgusto mientras el estúpido capitán del titular me veía con una sonrisa burlona en su cara –Siempre es un gusto verte, Blue- rodé los ojos girando sobre mis talones intentando regresar a mi alcoba.

-¡No seas grosera con los invitados!- me riño mi madre –Ahora siéntate, la cena estará lista en un minuto-. Señalo el asiento a lado de Riley y le mire como si tuviera lepra, mi madre parecía echar humo por las orejas mientras que el padre del chico nos miraba divertidos - ¿Qué les parece si dejamos la rivalidad en el hielo? - pregunto el Sr. Riley.

Fingí mi mejor sonrisa sentándome al lado del chico y alejando mi silla lo más que podía de él. No podía olvidar esa rivalidad cuando hace un par de noches el titular nos había dejado tirados con una cuenta de casi novecientos dólares. Una parte de mí se sintió mejor cuando me fije que las picaduras de hormigas no habían desaparecido del todo en la cara de Rick.

A pesar de tener a mi mayor enemigo a un lado, la cena transcurrió tranquila, la mayoría del tiempo lo únicos que hablaban eran mi madre y el Sr. Riley, lo cual era bueno, mis oídos podían explotar si seguía escuchando la odiosa voz de Rick.

-Rick y yo tuvimos una temporada difícil hace un par de años, cuando murió su madre, ¡cielos! Amaba el hockey- comento el Sr. Riley con una sonrisa triste –Después de que falleció, mi hijo apenas y podía atarse las agujetas de los patines, pero siempre le dije que cada vez que entrara al hielo, debía recordar a su madre, en la siguiente temporada anoto cada gol en su nombre, Es nuestro ángel ¿no es así Rick?- el chico asintió cohibido, estaba segura que no estaba en sus planes que yo me enterara de algo tan personal, pero nunca me aprovecharía de ello.

Solté un suspiro sintiendo las ganas de huir de esa cena que se había tornado incomoda y aburrida - ¿Quieres ir a patinar? - la pregunta salió de mis labios abruptamente y Rick me miro confundido - ¿Cuántos años tenemos? ¿Cinco? - su tono burlón me hice rodar los ojos y yo que intentaba salvarlo de las pláticas sobre las cosas aburridas que hacen los adultos.

El padre del chico le palmeo la espalda - ¡Vamos hijo! Han pasado tiempo desde la última vez que saliste a patinar a la calle- parecía que Rick no podía decirle que no a su padre, pues cinco minutos después nos encontrábamos en el porche de mi casa con nuestros protectores y patines puestos. Fui la primera en comenzar a avanzar y pronto el chico me siguió, intentando ir más rápido que yo y luego de eso comenzó una carrera por ver quién era el mejor.

No sé en qué momento empecé a reír a carcajadas y más me sorprendió que Rick también lo hiciera, nos sentamos en la acera para descansar un momento, mire su perfil por unos segundos, tenía la cara sonrosada y el cabello alborotado y aunque me cueste mucho admitirlo, se veía bastante atractivo, debió de haber sentido mi mirada y cuando nuestros ojos se conectaron me sonrió dulcemente. Era un Rick totalmente diferente al que caminaba por los pasillos del instituto sintiéndose el rey del lugar.

-Siento lo de tu mamá- le dije en un susurro, el chico sacudió la cabeza –Gracias, al principio fue difícil estar sin ella, pero ahora me doy cuenta de lo afortunado que fui por tenerla en mi vida- estaba anonadada por las palabras del chico, había sido extremadamente dulce.

-¿Qué hay de tu papá?- me pregunto luego de un rato en silencio, -Trabaja en New York, se separó de mamá cuando cumplí seis, paso los veranos con el ¡y es asombroso! Siempre vamos a ver jugar a los Islandés- Rick soltó una risita –Suena divertido, aunque prefiero a los Devils de New Jersey-.

The Mighty Ducks- One ShotsWhere stories live. Discover now