Tomasa no tuvo tiempo de decir más y solo vio que Carlos salió de la casa llevándose en brazos a Martín, que no dejaba de llorar, seguidos de Julián.

En esos instantes, la mujer se percató que sobre uno de los escalones estaba tirado el amuleto de don Serafín.

La ama de llaves lo levantó y apretándolo en sus manos, oró: don Serafín, ayude a que no vaya pasarle nada al joven Martín, ni a su bebé... yo sé que Carlos no ha sido un buen hombre, pero esa criatura no tiene la culpa de nada... Dios Mío, ¡sálvalos, por favor!

Bajo la lluvia, Carlos conducía su camioneta a toda velocidad, mientras que Martín no dejaba de llorar: mi bebé... no quiero que le pasé nada a mi bebé...

Julián: tranquilo, Martín, no les va a pasar nada, ni a ti, ni a tu bebé...

El dolor que sentía y la angustia por el hijo que esperaba le hicieron decir a Martín entre sollozos: esto es tu culpa, Carlos... si mi bebé se muere, tú tendrás la culpa... no te lo perdonaré nunca... aaayyyy...

El barbado no contestó nada y apretó con más fuerza el volante de su camioneta... en esos momentos, las palabras de Martín salían sobrando, ya que en la mente de Carlos no dejaba de recriminarse por el dolor que estaba viviendo su doncel.

El varón pensaba que nuevamente, él era culpable de provocarle un dolor tan grande a Martín, pero por encima de todo, él mismo no se perdonaría si el hijo que esperaban moría y no por lo que ese bebé representaba en el testamento, sino por todas las ilusiones que ya había depositado en Carlos Samuel.

El varón pensaba que nuevamente, él era culpable de provocarle un dolor tan grande a Martín, pero por encima de todo, él mismo no se perdonaría si el hijo que esperaban moría y no por lo que ese bebé representaba en el testamento, sino por todas l...

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En la estación de policía, Diego platicaba con Mauro, quien se encontraba en los separos.

Ver a su hermano tras las rejas, dentro de esa lúgubre celda, le partía el alma al ojinegro, pero no lo demostraba e intentaba darle ánimos a su hermano menor.

Diego: no te preocupes, Mauro, Julián ya habló con Daniel para que retire la denuncia en tu contra... vas a salir de esta, hermano, ten confianza...

El ojimiel respondió con pesar: quizás Dani quiera retirar la denuncia, pero el doctor Montero no lo dejará, él debe estarlo envenenando en mi contra... además, no confío en Julián... tú o Carlos debieron ir a hablar con Dani, Julián no me soporta y no creo que haga mucho por mí...

Ese comentario molestó a Diego, que refutó con seriedad: ya basta, Mauro... ¿tú también vas hablar mal de Julián?... ¿hasta cuándo tú y Carlos van a entender que Julián no tiene nada en su contra? Él solo ha intentado ayudarlos una y otra vez, pero ustedes ven con malos ojos todo lo que dice y hace... yo sí confío en Julián y tú tendrás que tragarte tus palabras cuando Daniel te otorgue el perdón...

Los SementalesWhere stories live. Discover now