Capítulo 56. Todo a una carta

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—Son 62 dólares— añadió el hombre receloso.

Dez buscó el bolso de su mujer en la entrada pero no estaba, rápidamente tuvo que subir al vestidor donde escondían un poco de dinero en efectivo para emergencias. No se dió cuenta de que la habitación estaba medio vacía.

Pagó al taxista y su teléfono volvió a vibrar.

«Soy Will»

Avergonzado volvió a dejar el mensaje sin responder. Se sentía mal, su estómago parecía una piedra y su cabeza no paraba de dar vueltas. Pensó que debería de dar las gracias a ese chico, al fin y al cabo le había acogido y cuidado cuando estaba completamente borracho.

Pero al mismo tiempo no quería recordar esa noche nefasta, esa recaída a los infiernos de los que tanto le había costado escapar. Y eso que no tenía ni idea de lo que había pasado.

Se tumbó sobre la cama sin quitar la colcha ni la miríada de cojines que su mujer insistía en colocar milimétricamente cada día y en menos de un minuto cayó en un sueño profundo.

•••

—Hija, no es que no me guste tenerte aquí, de hecho me encanta poder pasar tanto tiempo con Magnolia pero ¿cuándo vas a volver a tu casa?

Trish tragó saliva mirando a su madre, intentaba que el dolor que tenía por dentro no se viera reflejado en su mirada pero en momentos como ese era realmente difícil. ¿Cómo iba a explicarle a su madre que su futuro exmarido y padre de su hija había matado al hombre que amaba y con el que le ponía los cuernos?

—Chuck y yo nos vamos a divorciar— soltó de sopetón.

Su madre puso una mueca de horror pero lo peor de todo fue que su hija estaba en la cocina, desde donde había escuchado esas palabras nefastas.

—¿¡Papá y tú os vais a divorciar!?

La mujer notó como las lágrimas se agolpaban en sus ojos, si ya era difícil hablar de ello con su madre, no estaba ni mucho menos preparada para que su hija lo supiese.

—Magnolia cariño— dijo tras carraspear —papá viaja mucho y casi no nos vemos...

—¡Pero siempre dices que nos quiere mucho!

—Magnolia, ¿por qué no vas a ver qué hace el tío JJ?— preguntó la señora De La Rosa.

—Pero...

—Ni pero ni pera— su abuela se cruzó de brazos y le lanzó a su nieta una mirada a la que no se podía negar.

Cuando la niña había desaparecido escaleras arriba volvió a dirigir la conversación donde la habían dejado.

—¿Qué ocurre entre vosotros?

—Creo que Chuck me engaña— mintió Trish —he visto cargos en su tarjeta que podrían demostrarlo.

Su madre no dijo nada, apretó los labios y se acercó a la preciosa mujer en la que se había convertido su hija, quién había hundido la cabeza entre los brazos como si no pensase sacarla de ahí nunca más.

La señora De La Rosa la abrazó atrayéndola hacia sí como cuando era pequeña. No había nada que pudiera decir en ese momento, algo en su interior le decía que eso que le había contado era solo una pequeña parte del problema pero su hija necesitaba su apoyo y tal vez algún día estaría preparada para contarle toda la verdad.

•••

Los Moon estaban jugando en familia con los regalos que Santa Claus había traído a los pequeños.

When Future Becomes Past.Where stories live. Discover now