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La habitación de Steve está en penumbras, fuera se puede escuchar a los árboles meciéndose junto con el rugir del viento. La cama es cómoda, las sábanas son suaves y las almohadas blandas, no hace ni mucho frío ni mucho calor. El reloj marca las 4:53 am, pero Steve no ha pegado un ojo en toda la noche.

Tampoco es raro, no ha pegado un ojo desde que acabó lo de Vecna.

Es consciente de que Eleven logro vencer a 001, sabía que no podía hacerles daño y que estaban a salvo, por ahora.

No importaba, Steve seguía sin poder dormir.

Cada vez que cerraba los ojos revivía aquellos momentos en el otro lado, incluso a veces sentía que sus costados le dolían, ahí donde los murciélagos le habían arrancado partes de su cuerpo.

Las pocas veces que había logrado dormir más de 10 minutos seguidos se veía a si mismo, frente a una pila de cadáveres con los huesos rotos y los ojos hundidos, cuencas vacías que antes lo habían mirado con cariño.

Los cadáveres siempre eran sus amigos, Lucas, Will, Mike, Max, Eleven, Dustin, Nancy, Jonathan, Robin y Eddie.

Steve no podía seguir soñando eso, se volvería loco. Así que no dormía, aguantaba lo que más podía y luego el cansancio era tanto que simplemente caía inconsciente y sin soñar.

Pero esta noche era especialmente difícil mantenerse despierto, había dormido 8 horas en 2 días y ya casi no se podía su propio cuerpo. Pero las sombras en su habitación le susurraban que no se durmiera, que era mejor estar despierto y atento por si algo aparecía de la oscuridad.

Y así se pasó las siguientes horas hasta que su reloj marco las 8 am. Steve se levantó con mucho esfuerzo y se metió en la ducha. Tenía 30 minutos para salir de su casa y pasar por Robin, pero se tomó su tiempo. La ducha era el único lugar en el que realmente disfrutaba estar.

Robin lo miro con mala cara cuando estacionó su auto 10 minutos más tarde de lo normal.

-Si nos despiden del magnífico trabajo que yo nos conseguí por tu culpa, tendrás que encontrar otra persona a quien molestar con tus historias sobre chicas.

-Amas mis historias.

-No, y arranca si no quieres que lleguemos aún más tarde.

Robin sabía que su amigo no se encontraba bien, las enormes ojeras de sus ojos lo confirmaban, pero cada vez que tocaba el tema del sueño Steve le restaba importancia o desviaba el tema. Y Robin nunca ha sido buena con las palabras, por lo que no sabía que hacer para ayudarlo.

-¿Volviste a llamar a...? ¿Cuál fue la última? ¿Brenda?

-Brittany, y no. No conectamos lo suficiente.

-El día que logres conectar con una chica será el día en el que Vickie por fin se fije en mi.

-Robin, han estado saliendo por semanas ¿De que estás hablando?

-Bueno es que hemos estado en el mismo escalón todo el tiempo, no sé si estamos saliendo en serio o solo como amigas. Ninguna de las dos da el paso y no quiero ser yo.

Steve bostezó largamente antes de responder.

-Picardías estudiantiles, Robin.

-Ya basta con eso.

-Solo digo la verdad.

Robin miro a su amigo y le causó un pinchazo en el estómago verlo tan destruido, poco y nada quedaba de la antigua gloria del rey Steve.

-Oye, creo que tal vez podríamos hacer algo esta noche ¿Que te parece?

Steve frunció el ceño pero no despegó la vista de la carretera, no confiaba en sus reflejos cuando se sentía tan cansado.

Inefables - SteddieWhere stories live. Discover now