Inocente [Fanfiction EXO]

Parte 1

Bienvenid_s a INOCENTE. Como siempre les solicito: absténganse de dejar spoiler , odio a alguna o.t.p. o comentarios machistas. Hagamos este un espacio bonito. En esta historia shippeamos a Soo con... bueno, con todo mundo. Por lo demás, escríbanme mucho, ¡adoro leerles! <3

A veces la verdad duele más que la mentira.

Tenemos miedo de ser heridos

y nos alejamos de la verdad.

Sweet Lies- EXO

     Kim Jongin entró en su habitación universitaria después de haber pasado el rato con sus mejores amigos, Sehun y Chanyeol. Había un desconocido sentado en su cama.

     —¿Vivirás en esta habitación? —preguntó sin más preámbulo. La persona sobre la cama lo escaneó con la mirada durante un breve momento antes de responder moviendo su cabeza afirmativamente, tan solo una vez—. Esa es mi cama, más temprano coloqué en ella mi maleta. ¿Acaso no la ves? —cuestionó señalando la enorme maleta verde al lado de las almohadas. El intruso abrió mucho los ojos (que ya de por sí eran grandes, oscuros y redondos) antes de levantarse con un brinco.

     —L-lo siento mucho, en verdad, me cambiaré de cama ahora mismo. Ya había acomodado mis cosas de ese lado, pero solo me tomará un momento volver a cambiarlas. Lo lamento, soy algo torpe y no me di cuenta... yo estoy muy avergonzado. ¡Perdóneme, por favor! —Se disculpó inclinándose a lo último.

     —Oye, no es para tanto, eh... Quédate de ese lado si quieres. De todos modos yo aún no desempaco nada y tú ya lo hiciste.

     —¡Claro que no! He cometido un abuso el primer día y no quiero llevarme mal con mi compañero de habitación, desearía que seamos amigos... pero ahora posiblemente me odies.

     —¿Qué? ¡No! En verdad no te preocupes, no quise sonar grosero cuando dije lo de la cama. Empecemos de nuevo, ¿está bien? Mi nombre es Kim Jongin, estudio en tercer año, la carrera de astronomía.

     El intruso tenía mucho menor estatura que Jongin, bajo levantó su cabeza avergonzada lo que lo hizo lucir diminuto, y se encontró con la amable sonrisa de Jongin quien le extendía la mano. La aceptó con un titubeo.

     —D-do Kyungsoo, primer año... Y-yo estudio filología.

     Jongin observó con cuidado el aspecto menudo y frágil de aquel muchacho. Delgado y pálido con ojos grandes ocultos sobre unas gafas enormes, su voz era como un susurro temeroso de salir. Cuando le estrechó la pequeña mano casi lo sintió temblar con el contacto. Si continuaba tan tímido se iba a meter en muchos problemas, había algunos buscapleitos por ahí.

     Por la noche cuando ambos estuvieron instalados, cenaron juntos en la cafetería de la universidad. En medio de la charla, Jongin descubrió que su compañero nuevo tenía dieciocho años (dos menos que él) y que venía del extranjero. No conocía mucho el país y era la persona más tímida sobre la faz de la tierra, incluso se sonrojaba cuando pedía a la mujer de la cafetería más refresco.

     Volvieron a la habitación donde Jongin se dio una ducha rápida, cepilló sus dientes y mientras su compañero ocupaba el baño, se recostó a ver el pequeño televisor con el que contaban sintonizando la primer película con la que dio. Minutos después, Kyungsoo salió vistiendo una pijama amarilla con el dibujo de un pollo bebé estampado en el pecho.

     —¿Qué estás viendo, Jonginie? ¿Está bien si te llamo Jonginie?

     El aludido se mordió la lengua para no echarse a reír. Su compañero se veía tan ridículo con esa pijama de bebé.

     —El dragón rojo —respondió.

     —¡Edward Norton es uno de mis actores favoritos! —exclamó entusiasmado antes de brincar a su cama y meterse bajo las sábanas. Jongin casi sintió el impulso de preguntarle si ya había tomado su biberón— ¿Jonginie...?

     —¿Mmm?

     —Gracias.

     —¿Eh? ¿Por qué me agradeces?

     —Estoy muy feliz de tener un compañero de habitación como tú... La verdad es que me sentía muy asustado, no sabía qué esperar porque no soy muy bueno haciendo amigos. Mis padres por su trabajo se la han pasado de un lugar a otro, he conocido a más países que amigos. Y tú has sido muy amable hoy, considerando que robé tu cama y eso.

     —No tienes que agradecer eso —sonrió. Kyungsoo no contestó en voz alta, pero Jongin lo observó mover su cabeza arriba y abajo varias veces como un pequeño entusiasmado—. Kyungsoo... tus piyamas son un poco...

     —¡Son calentitas! —respondió felizmente— No me gusta el frío —agregó con tono consentido.

     Jongin  pensó que su compañero era la cosa más adorable que hubiera visto, le daban ganas de pasarse de cama y apretarle las mejillas hasta que se pusieran rojas. Era definitivamente alguien a quien debería cuidar para que sobreviviera en el mundo de los grandes.  

 Continuará...