Capítulo 3

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Había pasado un día desde la audición, se encontraba dormida en su cama muy a gusto, cuando un susurro la despertó. Abrió los pesados parpados con lentitud, intentando alejar la modorra del sueño. No vio nada al principio, así que se recostó una vez más para volver a conciliar el sueño. El aire golpeaba su ventana, y el susurro regresó.

—Maldición, van a dejarme dormir, ¿o qué?

Se levantó de la cama dispuesta a dar pelea a quien quiera que hubiera interrumpido su preciado sueño, luego encendió la luz.

Crisalis estaba ahí, el cabello castaño con mechas rubias se veía un poco opaco. Ahora sabia quien intentaba con tantas ganas despertarla, quizás era el adiós definitivo.

—¿No podrías haber esperado a mañana en horas normales? —comentó enfurruñada, volviendo a la cama.

La figura traslucida de Cris, presentaba la mirada característica de un loco, los ojos rojos y casi saltándole de las cuencas.

—No, necesito ayuda. Ahora. —Se acercó flotando a la cama de Cris—. Ya vienen por mí —exclamó con miedo, mientras observaba las paredes y el techo en busca de algo.

—¿Quiénes? —inquirió Clari sin mucho entusiasmo, quizás algún síndrome post muerte estaba haciendo efecto en la chica.

—Comealmas. Monstruos que cazan a las almas que no han cruzado.

—¿Por qué no has cruzado, si ya resolviste tus asuntos en la tierra?

—No del todo —respondió la chica fantasma con timidez, flotando hacia otro lugar.

—¿Cómo qué no? —contestó molesta, se suponía que por eso acudió a ella.

—Pues eso. Me falta algo por hacer.

Clari la miró con escepticismo, no tenía la pantufla a la mano que si no... no servía de nada enojarse, no podía hacerle nada.

—De acuerdo, te ayudaré —respondió derrotada, adiós a sus horas de sueño. Otra vez—. ¿Qué necesitas...

—Ellos vienen... —Una vez más, su mirada se volvió errante—, dile a... —No terminó la frase.

Una de las esquinas de la habitación se ensombreció, la oscuridad que emanaba de ahí era cada vez más profunda, y la bombilla explotó de repente. Clari, parpadeó varias veces, tratando de ajustarse, cuando lo hizo, comenzó a notar que ahora brotaba una pesada neblina que se extendió por toda la habitación, imposibilitando la vista casi por completo.

Del interior de esa oscuridad, surgieron unos largos brazos de reptil con garras curvas y afiladas. Se escucharon abrumadores sonidos seseantes, los vellos del cuerpo de Clari se levantaron ante la espeluznante sensación. Las garras se apretaron alrededor de Cris y desaparecieron con ella gritando por ayuda.

Clarisa no sabía que hacer a continuación, había prometido ayudar a cumplir la última voluntad de Crisalis Summer, sin embargo, desconocía cual era.

La chica no podría cruzar a menos que la rescatara de esas criaturas, de pensarlo, un escalofrió recorrió su cuerpo.

«¿Dónde empiezo?». Se cuestionó, y no por primera vez en su vida.

Revisó la hora en su celular, 3:04 a.m. hora de las almas en pena, siempre podía ver más espíritus a esa hora. Quería meterse bajo las cobijas y hacer de cuenta que nada había sucedido; pero de hacerlo, su conciencia nunca la dejaría tranquila.

Se puso las cálidas y reconfortantes pantuflas. Era hora de ser una chica grande y cumplir su palabra.

Marcó el número que la banda de Delirios le dio para comunicarse con ellos en caso de que cambiara de opinión.

—Bueno, bueno —respondió la voz adormilada de Dom al cuarto timbrazo.

—Al fin, creí que no responderías —comentó Clari, paseándose de un lado a otro con el celular, tratando de no pisar los cristales de la bombilla.

—Claro, por qué no lo haría si me encanta que me llamen... ah... si, ¿qué hora es? Si, las tres de la madrugada... espera un momento, ¿quién eres?

—Soy Clarisa Villalobos

—Villa... oh sí, te recuerdo. ¿Cariño, no crees que es algo tarde para llamarme?

—Lo sé, y en verdad no lo haría si esto no fuera una emergencia, necesito contactarme con el resto de ustedes, pero ya. No hay tiempo y nosotros necesitamos...

—Para tu carro, y háblame más despacio que no te estoy entendiendo —dijo entre bostezos.

—¡Es una emergencia! —pidió ella casi suplicando por su ayuda.

—¿Y no podía esperar hasta mañana?

—Sí, lo mismo dije yo. —Parecía contenta, hasta que recordó por qué estaba haciendo esto—. En fin —prosiguió, encogiendo los hombros—, así que Cris desapareció...

—Esa es una buena señal, si ya terminó sus asuntos...

—No, tú no entiendes, no fue por eso que desapareció.

—¿Entonces?

Clari procedió a contarle lo que había pasado, Dom escuchó con atención sin interrumpir, todo un logro para Clarisa.

—¿Y cómo ayudamos nosotros, si no podemos verla? —preguntó cuándo ella terminó su narración.

—Buen punto, no sé. No quiero hacerlo sola —respondió con un suspiro—. Además, es... es su amiga. Tienen que hacer algo —lo instó ella.

—Sí, pero ¿qué?

—Por lo pronto, necesitamos a los demás.

—Ok, supongamos —escuchó un resoplido de parte de ella—, escucha, solo supongamos que les marcó y nos creen. ¿Luego que sigue?

—Es un principio, márcales a los demás, convéncelos y nos vemos en mi casa en quince minutos —contestó ella sobándose la sien—. Te paso la dirección por Whats.

—Si ahorita, nada más deja agarro mi escoba —replicó con sarcasmo.

—Y no olvides tu gato negro.

—Ja, ja chistosa. Le diré a Mau que le pida la combi a su papá.

—Ok, mientras iré a despertar a la abuela —respondió ella y colgó.

Si alguien podría saber algo, eso sería su querida Abu.

La voz del corazón (Terminada)Место, где живут истории. Откройте их для себя