Capítulo 5

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Carissa

Mis párpados se sienten pesados pero hago un esfuerzo por despertarme, intento estirar mi cuerpo y el dolor punzante en mi mano me recuerda la noche anterior, algo se estremece dentro de mí.

Mi mente viaja al momento exacto en el que sus manos se encargaron de cada una de mis heridas, algunos arañazos en brazos y piernas, espero no queden marcas, pero tuvo especial cuidado con mis manos.

El sonido en mi puerta me hace incorporarme hasta quedar sentada.

—Adelante— digo sin pensar y me arrepiento al verlo porque no tengo idea de cómo luzco.

—Buenos días, quería saber cómo te sentías— sonrió al mirar la bandeja que trae en las manos, podría acostumbrarme a esto, un hombre súper sexy trayendo mi desayuno, es realmente un sueño.

—Carissa— que bello suena mi nombre en sus labios —Carissa, ¿te sientes bien?— su mano toca mi frente y reacciono.

—¡Eh! Sí, si por supuesto— aclaro mi garganta —estoy mucho mejor, gracias.

Creo que debo ser ahora mismo un tomate, puedo sentir el calor en mi rostro, que vergüenza creo que me quedé mirándolo como tonta.

—Bien, mi madre preparo un desayuno especial— me sonríe —espero lo disfrutes, usa este día para descansar.

—No, no espera, tengo muchas cosas por hacer hoy— digo despojándome de las sábanas, intento levantarme pero me detiene.

—No vas a salir de esta habitación, vas a descansar y eso no está en discusión— el tono de su voz me paraliza en el sitio, sus ojos no dan lugar a mis palabras me pierdo en ellos.

—Si necesitas algo solo debes avisar, daré una vuelta a los chicos y regresaré— se aleja hacia la puerta —¿Estamos de acuerdo?

Solo pude asentir y después de eso simplemente salió de mi habitación.

Después del desayuno tomé una larga ducha, me siento mucho mejor ahora y con muchas ganas de salir ahora mismo. No sé porque estoy aquí sentada como una idiota obediente.

—Te ves mejor ahora— mi mirada viaja hasta a él con sorpresa —disculpa, no quise asustarte.

—No, está bien. Realmente no escuché la puerta.

—Debes estar aburrida aquí, debo ir al pueblo pero si quieres, puedes ir conmigo.

—De acuerdo, me encantaría eso— sonrió.

—Bien, estaré listo en veinte minutos, te espero abajo.

—Muy bien, nos vemos.

La puerta se cierra y me dejó caer extendida sobre la mullida cama. No sé que me pasa con él, su mirada tiene la capacidad de atravesarme, ante él yo me siento tan pequeña.

Debo reprimir estás emociones, probablemente el solo se siente mal por lo sucedido. Desde un inicio ha dejado claro que me odia, pero esos fugaces momentos en los que baja la guardia son los que me deslumbran.

Es guapísimo no tengo dudas, es increíblemente sexy, si lo ves como brilla bajo el sol en esos vaqueros ajustados. Ah! Ya levántate Carissa estás fantaseando.

Me cambio rápidamente y me hago una cola alta, no llevo maquillaje porque realmente no me apetece. Es bastante extraño normalmente sería incapaz de nadar sin un gramo de maquillaje, pero mi piel ha tomado algo de color y creo que me veo muy bien al natural.

Bajo las escaleras y me sorprendo al verlo de pie al final de estas, me mira fijamente mientras desciendo y sonríe.

—¿Estás lista?— pregunta y sonrió porque sé a lo que se refiere.

CarissaWhere stories live. Discover now