1 : Atado

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Azula cae inerte, con la mejilla presionada contra la rejilla a la que está encadenada. Ella no sabe cuánto tiempo ha estado allí. Su garganta aún está en carne viva y quemada por los gritos de fuego, por lo que no pudo haber sido tanto tiempo. Pero sus brazos y piernas están adoloridos y hace mucho que se durmió y los guardias tuvieron tiempo suficiente para colocar una puerta como precaución adicional hasta que tuvieran tiempo de recogerla. Así que tampoco pudo haber sido corto. 

Ella deja escapar otro sollozo ahogado. Ella solo desea que alguien venga por ella ya, la posición en la que se encuentra está comenzando a cortarle la circulación. 

El día se convierte en noche y Azula se encarga de cambiar de posición. La sangre comienza a fluir mejor, trayendo consigo una sensación terriblemente dolorosa de hormigueo que se dispara hacia arriba y hacia abajo por sus brazos y piernas. Por esto ha cambiado la comodidad de sus articulaciones. 

Pasa otra hora y ella está completamente agonizante. 

A pesar de que ya le duele la garganta, grita. Tal vez si gritaba lo suficientemente fuerte vendrían por ella. 

Pero no lo hacen. 

Se duerme llorando y se despierta con la mejilla contra los barrotes de la reja. Ella se levanta y deja escapar otro sollozo. ¿La habrán olvidado? ¿Cómo se atreven a olvidarla? Ella es su princesa. 

Ella  era  su princesa. 

¿Qué es ella ahora? 

Aparentemente, un objeto para ser desechado y atado a una rejilla. 

Ella tira infructuosamente de sus cadenas. Lo único que hace es romper la piel. Ella sisea cuando se derraman las primeras gotas de sangre. 

Su segundo día encadenada a la reja se convierte en un tercero; ella está cada vez más hambrienta y su garganta seca necesita urgentemente agua. 

Piensa en beber del charco estancado antes de que se evapore. 

Al cuarto día sí bebe del charco. 

Tiene un sabor absolutamente asqueroso, pero la deshidratación ha sido aún más desagradable. 

Resiste las ganas de volver a llorar, necesita retener cada gota de agua que pueda. 

Azula no tiene idea de dónde conseguirá comida, pero su barriga ruge y sabe que la necesitará pronto. Se está debilitando cada hora y el sol de finales de verano la deja con náuseas. Aprieta los ojos cerrados y trata de capearlo. 

El quinto día la deja enfadada. 

Ella grita y maldice y golpea el suelo hasta que sus nudillos están tan en carne viva como sus muñecas. "¡Te mataré, Zuzu!" ella jura “¡También mataré al maldito campesino del agua! Todo el mundo. Quemaré a todos vivos…” su mente se desenreda más de lo que ya lo había hecho. 

Ella no sabe si es el aislamiento o el hambre, pero la hace gritar y gritar para sí misma y golpearse la cabeza contra la rejilla. "Tú eres el siguiente, Yuzu". Murmura para sí misma mientras se golpea la cabeza de nuevo. "Esto es lo que voy a hacer con usted y el campesino". Otro golpe fuerte y ella está durmiendo por primera vez en días. 

AtazagroafobiaWhere stories live. Discover now