『Atlantis』|| SAIDA ✧ ONESHOT

uno

Como mencioné previamente, la historia está inspirada en la película "A la deriva". Todos los créditos van dirigidos a sus creadores.

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—

Estaba aturdida. Su cabeza no paraba de dar vueltas, y un dolor sordo se instaló en su nuca. Agarró su cabeza con sus manos, pero sintió un líquido tibio sobre la misma. Abrió los ojos lentamente y vio su mano ensangrentada. Sin embargo, poca importancia le dio a eso al ver su alrededor.

Vasos, botellas, comida. Estaba todo flotando por doquier. La pelirroja seguía sin entender qué estaba ocurriendo.

Pero rápidamente las imágenes llegaron a su mente.

Recordó la negrura del cielo y la bestialidad del mar atacando su velero. Se vio a sí misma intentando acomodar las velas y comunicarse con otros barcos, pero era en vano. La tormenta era demasiado fuerte.

Los vientos apenas le permitían seguir a bordo. Se sostuvo con fuerza de un mástil y cerró con fuerza los ojos. ¿Era esto una pesadilla? ¿En qué momento la tormenta se había vuelto tan salvaje?

Sintió a alguien llamándola. "¡Sana! ¡Necesito ayuda!".

Y fue ahí cuando recuperó totalmente sus sentidos.

Se levantó de un salto y empezó a trepar con torpeza la escalera para volver a la cubierta. Al llegar ni notó el desastre que había, pues solo estaba buscándola sin parar.

—¡Dahyun! ¡Dahyun! ¡¿Dónde estás?!

El vacío mismo fue su repuesta. Sus ojos se cristalizaron y su cuerpo entero empezó a temblar cual una hoja. Giró sobre sus talones y buscó por el otro lado del barco. Nada. Las lágrimas no tardaron en salir. Esto no podía estarle pasando.

—¡Sana!— sintió un débil grito llamándola. Corrió hacia donde provenía la voz y la encontró. Estaba flotando sobre el mar, mientras movía con dificultad sus brazos para seguir a flote.

—¡Dubu! ¡Ya voy a salvarte, mi amor!

Tomó torpemente su chaleco salvavidas y saltó hacia el mar. Nadó hacia donde estaba su novia y la abrazó. Luego empezó a nadar devuelta hacia el bote.

Al llegar al mismo, hizo uso de toda su fuerza para levantar a la castaña y subirla a lo que quedaba de velero. Cuando lo logró, la cargó y recostó en la bañera del barco. Después se acostó a su lado y abrazó fuertemente.

Sintió los latidos acelerados del corazón de Dahyun. Quiso creer que era por la felicidad de estar con ella, pero sabía que era más que nada de los nervios por todo lo que acababa de suceder.

La castaña se retorció sobre sí cuando la mano de Sana se posó sobre su abdomen. Esta última levantó su camiseta y notó un gran corte. La sangre salía tortuosamente de la herida. Luego sus ojos se posaron en su pierna, pero la imagen que recibió la impresionó fuertemente.

La pierna derecha de la menor estaba destrozada. Al llegar a la rodilla, el resto de la pierna se iba hacia atrás. Estaba dislocada.

La pelirroja no tenía idea de qué hacer. Jamás se imaginó encontrarse en una situación como esta en su vida.

—No te preocupes.— la castaña tomó la mano de su pareja y la miró a los ojos, aun con rastros de lágrimas.— No duele tanto como parece

Sana sabía que Dahyun mentía, por lo que volvió a romper en llanto. Se acurrucó a su lado y cerró los ojos, esperando despertar de la pesadilla.