Parte 1
La oleada de espectros aceleraba desesperadamente en dirección a la mansión, y en la puerta, aguardaban Milo y Relish.
– ¡Prepárate! – enfatizó el joven de cabellera negra.
– ¡¿Qu...?!
– Si no quieres convertirte en cadáver, será mejor que pelees.
Luego de advertir aquello, Milo comenzó a acumular poder mágico en una de sus manos ante la atónita mirada de Relish, y cuando las criaturas oscuras estuvieron a un paso de alcanzarlos, agitó el brazo liberando una potente ráfaga de aire, que las mandó a volar a todas.
Al mismo tiempo, al otro lado de la casa, se oían estruendos, producto del enfrentamiento que estaban librando los estudiantes.
Legrand y sus sirvientes se encontraban dentro de la casa, pero solo detrás de la puerta que defendían Milo y Relish.
Las criaturas, tras caer pesadamente al suelo, comenzaron a levantarse para volver a atacar.
Qué fastidio, esto se complicará mientras siga usando magia básica – pensaba Milo –, pero tengo que seguir así si quiero ocultar mi identidad.
Luego, Milo giró levente la cabeza para ver por el rabillo del ojo a Relish.
– Oye...
– ¿Eh?
– Si no vas a hacer nada será mejor que te pierdas de mi vista, no quiero estorbos.
– ¡¿¿Qu...??! C-Cretino... con quién crees que estás hablando, cuando esto acabe me las vas a pagar – aseguró Relish, mientras caminaba unos metros hasta quedar delante de Milo.
El profesor de magia levantó el brazo acercándolo hacia el pecho, extendiendo solo dos dedos.
Al instante un círculo mágico se dibujó debajo.
– Por el juramento que te otorgo, permíteme tus fuerzas señor de la gran guerra... "¡Einherjar!"
Relish cantó aquel hechizo, mientras el círculo mágico emitía un fuerte resplandor, y al mismo tiempo comenzaban a aparecer, uno tras otro, numerosos guerreros con armaduras metálicas grises, empuñando espadas y sosteniendo escudos.
– ¡¡Ataquen!! – exclamó el mago, haciendo que aquellos soldados comiencen a correr contra las criaturas oscuras.
Sin embargo, los espectros pasaron entre los soldados, eliminándolos sin mayor dificultad, y cada soldado que era derrotado desaparecía.
Viendo aquella escena, Relish, sorprendido, volteó a ver a Milo, y notó una expresión de decepción en su rostro.
– ¡¡Te dije que los espectros están a otro nivel de poder!! – alzó la voz.
– Patético... – murmuró Milo, antes de adelantar la posición de Relish.
– ¡¿Qu...?!
El joven aceleró rápidamente en dirección de los espectros.
Debo cambiar de estrategia – pensaba.
Mientras corría, sus manos comenzaron a liberar energía mágica que rodeó sus puños con aire arremolinado.
Milo golpeó a uno de estos seres, y producto del impacto se liberó una fuerte onda expansiva de aire, que echó con violencia a este por varios metros.
Los espectros centraron su atención en el joven y comenzaron a volcarse sobre él.
Milo realizaba rápidos desplazamientos en corto y sus movimientos al golpear eran precisos; con cada golpe liberaba ondas expansivas que sacaban de combate a las criaturas.
