Parte 1
MONTAÑAS DE ESLANT
En algún sector al interior de las montañas, escaso de vegetación, se encontraba situado un mediano grupo de personas, y a la vista, separados en pequeños grupos.
– ¿Era necesario separarnos de los demás? – preguntaba uno de los jóvenes magos, vestido con una especie de traje deportivo, al igual que todos los demás.
– No me dirás que pretendías realizar una prueba de recorrido largo dentro de una zona boscosa – respondió otro de los magos.
– Pues tal vez tengas razón pero, eso para nosotros ha significado un considerable desgaste físico. Tener que caminar un tramo adicional al resto afectará nuestro rendimiento en la prueba.
– Ya deja de quejarte, o te mando primero.
–......
Mientras este intercambio de palabras se daba por un lado, por otro, se comenzaban a reunir siete personas, en un punto en el que se encontraba además, un instructor.
– Vamos a comenzar con el primer grupo, ronda femenina, los siete equipos tienen a sus representantes para esta primera carrera.
Con las jóvenes tomando sus ubicaciones, desde la parte de atrás, donde se encontraban los demás magos, podían oírse algunos murmullos, que iban hacia una persona en particular.
– Incluso dentro de la clase noble, se vería tan delicada, que cuesta creer que pueda siquiera correr con rapidez – comentaba uno de los magos.
– Es cierto, tal vez con mucho esfuerzo pueda completar al menos una tercera parte.
– No se dejen engañar por las apariencias, recuerden dónde estamos – mencionaba otro de los presentes.
La persona a la que estos y varios otros comentarios referían, era Ireth, la joven elfo, quien iba a representar a su equipo en la primera ronda.
Con una coleta que recogía su cabellera y realzaba aún más la frescura de su rostro, era el centro de las miradas, tanto de varones como mujeres.
– Voy a explicar las reglas – seguía hablando el instructor –, el recorrido tiene una distancia, de aquí al final, de doscientos metros. Aparentemente es un camino sin obstáculos, pero trajimos con nosotros, como es de costumbre, a cinco magos de apoyo, con dominio sobre el elemento tierra, que serán los encargados de obstaculizar su avance.
– ¿Obstaculizar? ¿Quiere decir que tendremos que luchar? – preguntó Ireth, a voz baja.
– Para nada – contestó una de las jóvenes a su lado –, lo que harán ellos es alterar toda la zona por la que nos vamos mover.
– La función de estos magos – continuaba hablando el instructor –, será crear obstáculos, que ustedes deberán superar para avanzar. Ellos ahora se encuentran ubicados a lo largo del camino, y comenzarán su trabajo en cuanto ustedes comiencen a moverse.
– ¿Lo ves? – preguntó la joven maga, viendo a Ireth.
– Y-Ya veo...
– Y la regla más importante... nadie hará uso de magia, tenemos formas de detectar a quien lo haga. Y el castigo será la expulsión absoluta de la escuela.
Estas últimas palabras infundieron cierto grado de temor en los jóvenes magos, mientras algunos se miraban entre sí, disimuladamente.
Momentos después, las siete mujeres se encontraban listas para el inicio del ejercicio.
A un lado estaba el instructor, y detrás de ellas, los demás jóvenes magos, expectantes.
Un circuito con obstáculos naturales – pensaba Ireth –, esto no se trata de una competencia sobre quién llega primero, sino sobre qué tan eficiente puedes ser al final de esta. Teniendo eso en cuenta...
