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En caso de duda, no hay mejor lugar para empezar que el principio de todo.
Se trata de una afirmación antigua, que ha existido durante eones, pero que es cierta. Por desgracia, era la frase favorita de mi madre y de mi abuela, así que era algo que había escuchado toda mi vida.
Si alguna vez perdía algo, o me golpeaba, siempre me decían que empezará desde el principio.
Cuando era más joven, nunca lo entendí. Sólo quería que mis problemas se resolvieran en un abrir y cerrar de ojos, pero a medida que crecía, las palabras empezaron a significar algo para mí. No importaba el tamaño del problema, si se empezaba por el principio, siempre se veía claramente cómo había surgido el problema. A partir de ahí, podías contrarrestarlo rápidamente.
Cuando entré en la guerra, era joven e ingenuo. Pensaba que al unirme, sería capaz de marcar una gran diferencia, que sería capaz de vencer al villano sin ayuda, pero estaba equivocado. Una sola persona nunca había sido suficiente para detener ese tipo de poder, siempre tenía que ser un grupo de ustedes, sacando fuerzas unos de otros para alcanzar su objetivo.
Pero incluso con un grupo de nosotros, todavía no éramos suficientes.
Fue en ese momento cuando recordé las palabras de mi familia. En caso de duda, no hay mejor lugar para empezar que el principio.
Así que me dirigí a mi abuela. La encontré y me senté a su lado, pidiéndole que empezará desde el principio. Suplicándole que me dijera lo que necesitaba saber para poder hacer un plan y luchar lo mejor posible.
Ella soltó una carcajada familiar, me acarició el pelo con suavidad, antes de recostarse en su asiento y mirar las paredes de su casa, que estaba cubierta de recuerdos de su época. Esperé, con la ayuda de mi aliento, a que comenzara.
—Debes entender, mi pequeña estrella, que las historias como la mía están destinadas a ser contadas —Susurró suavemente, pasando su mano por mi pelo. Sus ojos ayudan a un lejano tiempo muerto.— Si hubiera respirado una palabra de esto en su momento, me habrían exiliado.
—¿Era tan grave?
—Lo más grave. —Ella me sonrió, las líneas desgastadas de su rostro crujían.— Supongo que la forma más fácil de decirlo es que empezó en una galaxia muy, muy lejana...
