Capitulo 4: Tortuga

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Es sorprendente como pasa el tiempo en mar abierto, navegamos una noche y dos días en los que Will me ayudaba con la espada, según él tenía talento, pero, me confiaba mucho por décima vez en el día terminé en el suelo.

–Tenias la guardia baja — sonriendo divertido

–Eso dijiste ayer — bufé

–Y sigues si entender —guardando la espada

—Quizás eres mal maestro — sentándome en la cubierta

Will se rio y me ayudó a levantarme, me sacudi el polvo sonriendo un poco si Eli me viera practicando ya me hubiera regañado, pero después se uniría a la práctica de esgrima, aunque papá nos regañaría a las dos.

— ¿Mer? ¿Te lastime?

—No

—Luces mal

—¿Gracias?, sólo es que la extraño

—Lo siento, yo igual la extraño— a mi lado en la proa — por cierto, tu predicción

—¿Cuál? ¿La de hace un año en que dije que te saldrían caracolas en la cara?

—No, la de que si no me armaba de valor...

—Eso no era una predicción, era un consejo, ¿hasta cuando te declararás a Eli?

—No es tan sencillo Mer, yo no puedo darle la vida que merece

—Suena a que tienes miedo

—Meredith...

—Yo te declare que me gustabas hace años

—¿Creí que no hablaríamos de eso?

—Solo digo es mejor saber que no estar pensando si será o no, y entre nosotros creo que tienes oportunidad con ella.

Me recargué en su hombro viendo el atardecer, hace años pensé que estaba enamorada de Will, pero quizás había sido por qué era el único varón que me trataba como una persona normal, no una bruja, la hija del gobernador o la hermanita de la bella Elizabeth, ella era una mujer afortunada, quizás también estaba confundida con Jack Sparrow, mejor no tener esos problemas amorosos, mejor volver a mi idea de ser una mujer sola en un convento o como una bruja de cuentos.

• • •

—Cordelia, tienes que sostener la espada de esta forma

—Es difícil

—Eres mi hija, tienes talento natural solo hay que pulirlo, tienes que atravesar la carne debe ser profunda para que tu enemigo no se levante, nunca bajes la guardia o podrías morir.

—Entiendo

—Escucha bien, sólo gana el que sigue vivo

• • •

Salí de mi transe, esto cada vez era mas frecuente ¿lo empeoraría estar en el mar?, ya estaba anocheciendo y se encendían las luces de la isla. Llegamos a Tortuga, era muy intrigante, dese tener ocho ojos para poder ver todo era tan distinto a Port Royal, había hombres ebrios en el suelo, mujeres muy ligeras de ropa, creo que les dicen de compañía, estaban en todos lados bebiendo, riendo encima de hombres o solas, esto es ¿libertad o libertinaje?.

—No te separes pequeña — dijo el capitán acercándome a él, mi corazón se aceleró, es mejor no pensar en eso.

No era tonta una mujer podría correr peligro con tantos hombres en ese estado, agradezco no parecer una o eso espero ya que hice lo posible para parecer un chico y bueno confío en Will, se que me cuidará al menos por Eli.

Piratas del caribe: la maldición del Perla negraWhere stories live. Discover now