Capítulo 33

1.3K 131 12
                                    

—Wanda's POV—

Al llegar a casa de Natasha, ya tenía los humos flotando por encima de mi cabeza y no sabía cómo iba a tratar su falta de respeto.

–Wanda, escúchame, por favor... –Natasha daba golpes a la puerta, moviendo con ganas el picaporte–. Sé que no era la actitud adecuada en un velorio, pero por favor, escúchame.

Me quité los tacones negros y me senté en el pie de la cama, bufando con fastidio.

–Te expliqué que el señor Manel era como un padre para mi, pero te importo muy poco —dije, estirándome sobre el suave colchón.

–Entiéndeme, joder –masculló–. Ese policía de mierda encubrió a Eric y ahora todo cobra sentido, por eso Emilia lo mencionó aquel...

–¡Basta, Natasha! –grité, interrumpiéndola–. Déjame sola.

Resopló y no hubo más ruidos de su parte, haciendo que mis pensamientos se escucharan en voz alta.

Volvía a tener miedo.

Habitué una pose fetal y lloré por la pena y la rabia que sentía internamente por no haberme despedido correctamente del hombre que me había brindado confianza, amor y apoyo.


———


—Natasha's POV—

Movía la pierna con constancia, mordiendo el bolígrafo y tratando de concentrarme en el proyecto de Apple, pero se me estaba haciendo imposible sabiendo que Wanda estaba en la habitación, enfadada conmigo.

–¡A tomar por culo, tío! –me levanté del sillón y me dispuse a volver a intentar arreglar las cosas con ella.

Me detuve en el quinto peldaño, al escuchar el ruidoso timbre retumbar por toda la casa. Volví con desgana a bajar las escaleras, para abrir a la molesta persona que interrumpía mi propósito.

–¡Ya va, ya va! –abrí la puerta irritada, revelando a mi madre con el ceño fruncido.

–¡Hasta que por fin, hija! –mi madre ingresó a la casa, sin darme los habituales besos en la mejilla–. ¡Llevo días intentando comunicarme contigo, ni en tu cumpleaños he podido saber de ti!

–Si no te contesto el teléfono, es por algo –dije, cerrando la puerta y cruzándome de brazos.

–Natasha, no te comportes como una chiquilla, no nos vemos desde noche buena y es importante que mantengamos una cierta comunicación madre e hija –con la cabeza en alta, mi madre empezó a inspeccionar mi casa, revisando si todo estaba completamente limpio y ordenado–. Al menos no tienes este lugar como una pocilga.

–¿Qué quieres? ¿A qué has venido exactamente? –cuestioné expectante, arqueando una ceja.

–Te lo he dicho ya, ¿es que acaso nunca me oyes?

–No es por eso, lo sé muy bien.

Mi madre suspiró y me miró como el gato de Cheshire: sonriendo con sus afilados dientes; transmitiéndome muy poca confianza.

–¿Has conocido a alguien en tu viaje? –y allí estaba la pregunta del millón–. ¿Algún hombre que haya despertado tu interés?

–Es mi vida privada, no tengo porque contarte nada.

–Como tu madre, tengo que darte la aprobación adecuada, no puedes tener una relación con cualquiera.

–Llegas demasiado tarde, me he pasado estos últimos años saliendo con cualquiera –declaré–. Voy a pedirte que te marches, no es un buen día.

Volverte a ver [Wandanat]Onde histórias criam vida. Descubra agora