EL AMOR Y EN SILENCIO

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Le había tocado abordar el trole y llegó a un templo majestuoso que se había levantado en honor a una advocacion de la Madre del carpintero de Nazareth. Nunca había que despreciar a los habitantes del Norte del Yavirac, no todos eran malos, al contrario formaban parte de un grupo solidario y fraterno. No era fácil abrir un camino de las letras, era complejo pero no imposible de trazar en medio del sol, en medio de las lluvias. En medio del contraste de todos quienes vivimos  en ésta ciudad como decía Don Jorge que había vivido en México y conocía la variedad de climas y personas, la ciudad del páramo, del frío que hiela los huesos y la espalda. Y le respondía Jorge que hubo pollo, pan y agua. Dios realizaba y movía el corazón. El escritor le pregunta sobre su presencia en la puerta de aquel templo y le iba contestando, pero había sido de un grupo religioso llamado: "carismáticos", quienes daban prioridad al sentir en el Espíritu Santo que nos revelaba lo monótono del tiempo ordinario. El hombre que había trabajado como docente en una institución privada y a la vez pública. El decía: que había sido amigo de Carlos Morales, un ex profesor de un colegio que limita con la estación del tren. Y se acordaba de las continuas broncas por cuestiones de mal carácter y el profe del trote decía que cuando vaya a otra Institución nunca tendré problemas en cuánto a empatía ya que tengo un carácter alegre y cordial como mi padre.

Además que nunca el Varón debía esperar a qué le dieran la razón porque siempre había que dar la razón a las damas.

Palabras sabias que dejaron enseñanza en tan hondo de su alma. Y el mundo era tan pequeño que había muchos que daban referencia de este buen amigo y en todo se llegaba a conocernos entre amigos.

LA IMAGEN DE LA POSTPANDEMIAWhere stories live. Discover now