Final (EXTRA 2)

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Tras dos meses de la tragedia que ocurrió en la familia Senju todos siguieron con sus vidas, con tristeza, pero siguieron. Tobirama había empezado a vivir por el trabajo pues eso proveía que sus hijos estuvieran sanos y fuertes bajo los cuidados de Hashirama que apenas empezó a conocer a sus sobrinos los adoro encontrando el consuelo de la muerte de su hijo y la desaparición de su otro hijo.

Mientras ellos seguían su vida la mascota de la familia, la gata Reina, esperaba la vuelta de su dulce amo de coleta pelinegra que acariciaba su panza con cariño. Esperaba y esperaba pero su dueño no volvía por ella así que empezaba a llorar de hambre pero sin moverse de su lugar pensando que su amo volvería por ella. 

Caminaba por el jardín, la cocina, la sala, las habitaciones y el patio en busca del rastro de su amo pero lo único que encontraba era una tumba que no podía identificar pues no tenía nombre. Aunque no supiera de quién era se acostaba ahí por horas sin importar que la tierra arruinara su blanco pelaje y con el paso del tiempo se fue poniendo flaquita pero no se movía de la tumba.

Un día, unos pasos la despertaron de uno de sus largos sueños. Levanto la cabeza adormilada y con la vista nublada vio como alguien estaba parado frente a ella y entre más pestañeaba se aclaraba su vista encontrando a su otro amo pero con cabello blanco. Con dificultad se paró y se restregó entre sus piernas para darle la bienvenida después de tanto tiempo y con cuidado Tobirama la levanto en brazos para llevársela.

Durmió todo el camino hasta donde fuera que habían ido lejos de esa solitaria tumba. Solo algo la podía despertar y fue la energética voz de su compañero de cama.

- ¡Papá!- Grito Akiteru con felicidad

- Hola, Pelusita- Saludo Tobirama feliz- Miren lo que les traje-

De atrás de su espalda saco la gata que   abrió sus ojos de manera pesada pero que maullo en saludo a sus pequeños amos que corrieron llorando a abrazarla y besarla dándole todo el cariño que no le habían podido dar esos tortuosos meses. Reina nunca había sido muy mañosa pero ese día se dejó mimar por completo comiendo lo que le dieran, bebiendo la leche que le daban, durmiendo abrazada a Akiteru y maullando para que Hajime la subiera a su cama así no dormía solo.

...

Años pasaron y Reina fue engordando entre más envejecía pero no dejaba de verse elegante al caminar. Subía y bajaba por los techos sin importarle que los perros ladraran ante su presencia y así de manera tranquila llegó a su casa. Entro por la ventana de la habitación de su amo y piso su coleta pelinegra.

- ¡Ow, Reina! Ya desperte- Se quejo Hajime que estudiaba sus pergaminos- ve a despertar a Akiteru que ni reacciona- Dijo enojado y la bajo de la cama

Con tranquilidad camino hasta la otra habitación de su amo menor y a este le camino en la cara. A diferencia de Hajime, el albino río por sus patitas suaves y la abrazo con cariño.

- Buen dia- Dijo cantarin y se levantó con lentitud- Hoy será un buen día-

Con tranquilidad se levantó de la cama y fue a la cocina empezando a hacer el desayuno. Además le sirvió su alimento a Reina que una vez que comió volvió a salir. Suspiro sacando el cansancio que había en su sistema y bebió de su té.

- ¿Que hay de comer?- Pregunto Hajime ya listo para irse

- Lo de siempre, huevos- Contesto Akiteru de buen humor

- Lo único que sabes cocinar- se burló de su escaso, casi nulo, conocimiento en la cocina- Y así quieres casarte, le haces las cosas difíciles a papá-

- Cállate, no dejaré que tus burlas arruinen mi día- Se cruzó de brazos- Hoy pasaremos todo el día con papá

Hajime lo miro apenado y con un suspiro dijo- Aki, no te ilusiones mucho-

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⏰ Last updated: Jun 13, 2022 ⏰

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El regreso de Izuna (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now