𝙢𝙖𝙡𝙖𝙨 𝙣𝙤𝙩𝙞𝙘𝙞𝙖𝙨

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Era un martes lluvioso, Mark ya había terminado su jornada en la oficina, metió sus pertenencias en su maletín y se colocó su abrigo, tenía que llevar unas carpetas hacia la recepción, así que como pudo tomó todas las cosas y se dirigió al ascensor, entró a este y con su codo logró oprimir el botón de la planta baja, estando allí, su teléfono comenzó a sonar, tenía una llamada entrante de Donghyuck, él tenía un tono diferente a sus otros contactos, renegó al no poder contestar. Al llegar a la recepción dejó las carpetas y salió del establecimiento para ir directamente al estacionamiento, corrió hasta su auto, quitó el seguro y se metió.

Ya dentro del automóvil, sacó su teléfono del maletín y decidió devolverle la llamada a su novio, al tercer pitido, el moreno contestó.

-M-Mark -la voz temblorosa del menor alarmó a Lee-. E-Es papá...

...


A toda prisa, el canadiense estacionó fuera del hospital, salió del auto y lo aseguró. Corrió hasta la gran puerta, dirigiéndose a la sala de espera donde le había dicho su novio que se encontraba.

Al encontrarlo con la mirada, apresuró su paso, el menor se dio media vuelta y al ver a su mayor fue a su encuentro con él y se abrazó fuertemente a él, mientras de sus ojos escurrían las lágrimas, una tras otra. Detrás de él estaba su madre con sus ojos acuosos y marcadas ojeras, entre sus manos tenía un pañuelo, que de vez en cuando apretujaba ante la ansiedad.

-Comenzó a s-sentirse peor que otros días y cuando llegaron aquí en la ambulancia, l-lo llevaron directamente a urgencias -habló el menor sintiendo un nudo en la garganta, mientras su pareja secaba sus lágrimas-. Su médico nos d-dijo que no quería prometer na-nada, pero que ante c-cualquier cosa... deberíamos es-estar preparados.

-Dios, cariño...

El mayor volvió a envolver al moreno entre sus brazos, tratando de transmitir su apoyo, al separarse, dejó un casto beso en su frente. El menor lo tomó de la mano y lo guio hasta los asientos, donde seguía su madre.

Mark se acercó a ella y la abrazó sin decir nada, la mujer correspondió aquel acto y susurró un "gracias por venir" mientras sobaba la espalda del canadiense.

Al cabo de unos minutos, el trío continuaba esperando, el moreno estaba sentado entre medio de su madre y su pareja, agarrando la mano de ambos, con su cabeza recostada sobre el hombro de Mark, quien de vez en cuando besaba su cabeza

Sin saber cuanto tiempo había pasado ya, los tres se levantaron de sus lugares al ver aparecer al ya conocido médico, cuando estuvo frente a ellos, simplemente con ver su rostro, los otros supieron cuáles eran las noticias.

-Lo siento mucho -habló el médico con el semblante relajado, se lo notaba algo apenado-. Ni siquiera el marcapasos sirvió...

De los ojos de los tres comenzaron a desbordar las lágrimas, la mujer simplemente corrió las gotas transparentes que descendían por sus mejillas y agradeció al médico por todos los años de esfuerzo y dedicación para con su esposo con respecto a su enfermedad, el médico volvió a dar el pésame para la familia y se retiró. La mujer miró a su único hijo y este se lanzó a abrazarla, ella lo sostuvo con fuerza y acarició su cabeza. Se separó ligeramente de él y lo agarró por sus mejillas con su cálido tacto, secando de paso aquellas saladas lágrimas con sus pulgares.

-Lo siento, cariño.

-Sé q-que ahora... Él es-estará en un mejor lugar y que ya no sufrirá... -acotó el menor entre lágrimas.

-Así es, cielo. Él siempre seguirá con nosotros, aquí -la mujer, con una leve sonrisa y con sus ojos acuosos, colocó su mano en el pecho del menor.

El moreno asintió y volvió a envolver a su madre entre sus brazos y colocó un pequeño beso en su sien. La mujer se separó de él, acariciando nuevamente su rostro.

El canadiense se acercó a ambos y dio el pésame a ambos, la mujer lo abrazó con cariño y repartió unos cuantos besos en su rostro.

-Gracias, Mark -agradeció la señora aun compartiendo ese abrazó con el menor-. Por siempre estar con nosotros, apoyándonos en lo que necesitáramos y por estar siempre al lado de Donghyuck, gracias.

El canadiense susurró un "no es nada, ustedes son mi familia" y sobó levemente la espalda de su suegra. Ambos se separaron y la mujer secó nuevamente sus lágrimas.

-Llamaré a tu abuelo y tías -anunció la mujer a su hijo, este asintió sin más y vio como su madre se alejaba de aquella sala de espera.

Donghyuck se dio media vuelta, encontrándose con los ojos acuosos de su novio, el menor se encogió de hombros mientras aquellas gotas saladas volvían a caer por su rostro. El mayor se acercó y lo envolvió en un abrazo, los brazos del moreno se enredaron en él, escondiendo su rostro en el hueco de su cuello. Estuvieron así durante unos segundos, hasta que el menor se alejó, tomó su rostro y lo besó.

-Gracias por todo, amor -agradeció el menor-. P-Por estar siempre para n-nosotros, por ayudarnos con su trasplante y por to-todo, gracias de verdad...

-No tienes que agradecer, cariño. Ustedes hicieron tantas cosas por mí, ustedes son mi familia.

El moreno depositó nuevamente un pequeños besos en los belfos de su pareja y lo volvió a abrazar fuertemente. Él siempre era un gran soporte, lo apoyaba y acompañaba en todo, por lo que el moreno estaba totalmente agradecido, era algo que nunca podría pagar.













































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𝘐𝘯 𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘢𝘮𝘦 𝘏𝘰𝘶𝘴𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Where stories live. Discover now