𝙬𝙚𝙣𝙙𝙮 𝙮 𝙥𝙖𝙨𝙩𝙚𝙡

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Era sábado por la noche, Donghyuck ya había tomado su baño de burbujas y lo único que quería era comer el trozo de pastel de chocolate que había comprado al salir de su trabajo, fue con emoción hasta la cocina, pero se llevó una sorpresa al no encontrarlo en la heladera, allí fue donde su sábado en la noche comenzaba a arruinarse.

—¡Mark Lee! —llamó a su novio, quien estaba en la habitación.

—¿Qué pasa, cielo? —preguntó al llegar a la cocina.

Por un instante, el menor cerró sus ojos y respiró hondo.

—¿Qué le sucedió al trozo de pastel que dejé aquí? —preguntó el moreno mientras señalaba el espacio vacío en la heladera.

—Pues, no lo sé —el menor comenzaba a perder la poca paciencia que tenía—. Quizás te lo comiste y no lo recuerdas.

—Mark, somos solo dos personas en esta casa y recuerdo perfectamente que no me lo comí.

El mayor encogió sus hombros, sin saber que más decir.

—¡Sé que fuiste tú! —confesó el menor.

—No fui yo, Hyuck.

—¿Tienes el descaro de mentirme, Lee? —preguntó el moreno enoja, colocando sus manos en su cintura.

—No te estoy mintiendo —se defendió.

—Aja, claro. Seguro a Wendy nunca le mientes, de esta manera —escupió Donghyuck.

—No, nunca le miento, porque ella nunca está reprochándome cosas que no hice.

El mayor salió de la cocina, siendo seguido por el moreno.

—Oh por Dios, lo siento mucho por querer ser justo, pero no es mi culpa que nunca quieras aceptar la responsabilidad de las cosas —señaló el menor mientras apuntaba con el dedo al canadiense—. Ve a que Wendy te consuele, corre a ella.

—Eso es lo que tendría que hacer, ella sí me entiende —respondió Lee.

El menor se quedó en silencio sentado en el sillón de la sala, tratando de calmarse, entretanto Mark estaba parado frente a él, con su cabeza agachada.

—¿Quién es esa Wendy?

—No lo sé, yo solo te seguí la corriente, me pareció divertido —alegó Lee.

—Es tu culpa, me haces hablar idioteces.

—Lamento haber comido tu pastel —rápidamente se sentó junto a su novio y lo abrazó—. Tenía mucha hambre y fue lo primero que agarré.

—Ahora tendrás que ir a comprarme otra —el menor abultó su labio.

—Son las 21:30.

—Pues, entonces corre —sonrió el moreno.

Sin poder decir otra palabra, el mayor buscó su billetera y salió rápidamente del apartamento, rezando por encontrar alguna tienda abierta, porque de lo contrario sería hombre muerto. Caminó y caminó, hasta que encontró una pequeña panadería, la cual ya estaba por cerrar, rápidamente fue hasta allí y le rogó a la mujer que atendía allí, que le vendiera un trozo de pastel, aunque a último momento, terminó comprando el pastel entero, agradeció una y mil veces a la dueña y se apresuró en volver.

Al llegar a su departamento el menor lo estaba esperando en el comedor con dos tenedores y dos tacitas de café, sonrió de oreja a oreja al ver que su novio le traía un pastel entero, cuando lo dejó en la mesa, se le aventó encima y lo llenó de besos.

Luego de toda la muestra de afecto, ambos disfrutaron del pastel de chocolate junto a un café caliente.

—Estás perdonado, tigrecito —el menor ya iba por la segunda porción de pastel—. Pero si esa Wendy se vuelve real, te corto las pelotas con un serrucho.

—Nunca lo habrá, solo quiero un Donghyuck en mi vida —alegó el mayor mientras que con su dedo limpiaba el labio manchado de chocolate de su niño.

—Está bien, cielo —depositó un besito en los labios ajenos.









































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nueva act.
<3

𝘐𝘯 𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘢𝘮𝘦 𝘏𝘰𝘶𝘴𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Where stories live. Discover now